Estar disponibles

Estar disponibles

Estar disponibles

Altagracia Suriel

¡Cuánto se añora hoy la disponibilidad y la presencia sincera y desinteresada! La disponibilidad se asocia al servicio y a la solidaridad. En el ámbito sicológico es una expresión de madurez humana.

Estar disponible es estar para el otro y vivir en actitud de escucha y servicio.
Disponibilidad como presencia:
Estar disponible para el otro es hacerle sentir que estamos a su lado y que puede contar con nosotros. Es inspirar confianza.

En la familia estar disponible es compartir tiempo de calidad con los hijos e hijas allegados, crear lazos de protección y apoyo profundos que expresen el amor, como vínculo que une y sostiene el hogar.

La presencia en la familia no sólo es física y material sino que es moral, emocional y espiritual. La disponibilidad presente se manifiesta en el rol educativo, afectivo, lúdico y de vivencia y transmisión de lo trascendente.

La falta de disponibilidad de los padres y madres, además de inseguridad, puede implicar riesgos, anomia y carencias afectivas. Las vidas desgarradas que vemos en nuestra sociedad son el reflejo de adultos que incumplieron con su responsabilidad familiar, que le dejaron la educación a la televisión, al ipad, a los videos juegos o que abandonaron moral o físicamente a su familia.

El mayor ejemplo de disponibilidad presente lo tenemos en Jesús. En Mateo 11:28 Jesús nos recuerda que él está disponible para nosotros, en especial en los momentos más difíciles: “Venid a mi todos los que están cansados y agobiados y yo los aliviaré”. Él es la única fuente de paz para nuestra alma.

Disponibilidad como actitud de escucha y servicio:
Una expresión de la disponibilidad hacia el otro es la escucha. Todos y todas necesitamos ser escuchados. La escucha amable, respetuosa y empática, además de signo de educación, es conexión, comunión y camino válido para la solución de los conflictos.

Estar disponibles es servir siempre, no esperar ser servido. Estar disponible es trascender el egoísmo del yo para abrirnos al otro convirtiéndonos en nosotros.

Un gran ejemplo de disponibilidad lo encontramos en María, la madre de Jesús. Ella fue el oído atento y la ayuda oportuna en todo momento de su vida. Escuchaba, meditaba en su corazón, y servía. Su ayuda a su prima Isabel es un ejemplo de disponibilidad presente, de escucha y de servicio. Sigamos su ejemplo.