Lo que aprendemos de Cicerón y la política

Lo que aprendemos de Cicerón y la política

Lo que aprendemos de Cicerón y la política

Altagracia Suriel

A propósito del ejercicio del poder, es interesante revisar el pensamiento del estoico Cicerón asociado a la política y al ciudadano expuesto en sus obras la República y Sobre los deberes.

De él aprendemos que la política es un oficio honorable para los hombres virtuosos y que el ciudadano tiene que humanizar la sociedad en una República sustentada en el derecho.

Para el pensador que estamos analizando, la práctica política debe asociarse al honor y a la gloria de los hombres. No es un espacio para exponer los vicios y desviaciones sino que es una oportunidad para evidenciar lo mejor del ser humano, de ahí que la política es sacrificio y los ciudadanos, en vez de apartarse de lo público, deben involucrarse en ello porque, como plantea Cicerón en Sobre los deberes, es “más provechosa para el género humano, más apta para dar esplendor y dignidad la de quienes se entregan a la administración de los negocios públicos y a la culminación de grandes empresas”.

Para Cicerón la política está vinculada a la moralidad de los individuos. Es en lo público donde se puede desarrollar con mayor amplitud la ética que se asocia a la práctica de la virtud.

El ser humano virtuoso, no se queda en la contemplación sino que asume la participación política como el espacio para concretar el bien y trascender eternamente como lo cuenta Cicerón en su obra la República en el Sueño de Escipión en el cual se muestran la inutilidad de las cosas materiales y la grandeza y la recompensa para los hombres que en esta pequeña tierra vivieron desde la filantropía, el amor a la patria y la justicia mientras que “ las almas de los que se entregaron a los placeres del cuerpo y se mostraron casi como sus servidores y que por el impulso de las lujurias obedientes a los placeres violaron las leyes de los dioses. y de los hombres, desprendidas de los cuerpos revolotean alrededor de la misma tierra y no regresan a este lugar sino torturada por siglos».

En Cicerón vemos que para el buen político, la verdadera gloria está en servir a la patria, no en servirse de ella, en la satisfacción del deber cumplido y en la paz eterna en que descansa aquel que cumplió su misión pública en esta tierra.