El aspecto moral de una sentencia

El aspecto moral de una sentencia

El aspecto moral de una sentencia

Las juezas titulares del Segundo Tribunal Colegiado del Distrito Nacional, integrado por las magistradas Gisel Soto, Clara Castillo y Clarivel Nivar Arias, quien lo preside, han dictado una sentencia que debe mover a reflexión a una parte de la sociedad dispuesta a vivir el momento sin detenerse a medir consecuencias.

Se trata del caso que concierte a tres jóvenes, uno de ellos notorio apodado Dotolcito, sobre la base de tecnologías de estos tiempos y las “influencias” que les permiten a gente sin otro mérito conocido que el de ser simpático en las denominadas redes sociales.

Como se puede ver, se trata de una decisión en primer grado, lo que implica que las partes tienen a su alcance recursos de ley para impugnar la sentencia, que sólo adquiere la calidad de firme si renuncian a este derecho y dejan vencer los plazos o sí, agotada la etapa recursiva, esta adquiere la condición de irrevocablemente juzgada.

Sin embargo, en el punto en que se halla el proceso es bastante para el fin que nos ocupa, que no es otro que llamar la atención sobre la debida tutela moral sobre los hijos más allá de la mayoría de edad, cuando se les supone responsables de sus actos ante la sociedad.

Wesly Vicent Carmona (Dotolcito) no es un artista, como tampoco Luis Brito Troncoso y Alison de Jesús Pérez Mejía, sus acompañantes el día que segaron la vida de Joshua Omar Fernández en un centro de diversiones del Distrito Nacional.

En la motivación de la sentencia que los condena a 15, 20 y 30 años, respectivamente, las referidas magistradas hacen un llamado a la sociedad, a los padres, que debe ser atendido.

Es una oportuna reflexión acerca de la fama y sus riesgos, el dinero y si es sano obtenerlo de cualquier manera. Pero también, y muy necesario en estos tiempos, hay que supervisar qué hacen los hijos y no desistir de ello.
Desde luego que es un aspecto moralizante en una sentencia penal, pero necesario.



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