3 principios de Rousseau para la democracia

3 principios de Rousseau para la democracia

3 principios de Rousseau para la democracia

Altagracia Suriel

Estudiar el pensamiento de los filósofos de la Ilustración es crucial para asimilar los fundamentos del liberalismo. Juan Jacobo Rousseau es uno de ellos. En su obra el “Contrato social”, los principios del contrato social, la voluntad general y la soberanía popular como base de una democracia representativa y participativa.

1. El contrato social
Vinculando el Estado con el contractualismo, Rousseau plantea el pacto social como esa forma de asociación que defiende y protege de toda la fuerza común a la persona y a los bienes de cada asociado, y en virtud de la cual, al unirse cada uno a todos, no obedezca más que a sí mismo y quede tan libre como antes. Para él, el fin primordial del contrato social es proteger la libertad y la propiedad privada.

Es necesario hoy reafirmar con Rousseau un nuevo contrato social basado en el bienestar colectivo en un marco de un desarrollo sostenible y de respeto de los derechos fundamentales porque el ejercicio del poder es bien común, bien de todos, no herencia, botín o negocio.

2. La voluntad general
Rousseau vincula la voluntad general a la consideración de “varios hombres como un solo cuerpo con el objetivo de la conservación común y el bienestar general”.

De él aprendimos que la fuerza de las mayorías es vital en una democracia representativa. Las elecciones constituyen el mecanismo de expresar la voluntad general que está representada en el poder de la mayoría que legitima los gobiernos y sus decisiones.

3. La soberanía popular
El verdadero soberano de un Estado es el pueblo. No el gobernante. Quien tiene el poder de poner y quitar gobierno es el pueblo con la capacidad que tiene el ciudadano de elegir a sus representantes.

El concepto de soberanía popular de Rousseau, se asocia también a la idea de que los funcionarios no son amos o señores con privilegios, sino empleados del pueblo que garantizan el bien común.

Esta concepción nos lleva a revisar la visión del funcionario público como el todo poderoso con protocolo de reyes que abusa de los recursos y de la confianza que el pueblo ha depositado en él para servirle respetando la ley y procurando el progreso de todos.