La probabilidad de ser encuestado (a)

La probabilidad de ser encuestado (a)

La probabilidad de ser encuestado (a)

En la encuesta por muestreo uno de los aspectos más delicados es la estrategia de selección de la muestra, en especial cuando se usa un diseño de muestreo probabilístico, que requiere aplicar estrictos criterios de buenas prácticas para garantizar inferencias objetivas de las variables que se desean medir.

En este sentido, en cualquier tipo de encuesta por muestreo probabilístico, la probabilidad de que un elemento de la población sea incluido en la muestra, vale decir que una persona sea encuestada, que es el tema de esta entrega, fundamentalmente es un tema de azar que, como se muestra a continuación, despierta mucho interés, y hasta dudas en la población que sigue la publicación de encuestas.

¿A mí? No, ¡nunca!
Bajo el alegato de que nunca las han encuestado, muchas personas no creen en las encuestas, en especial cuando se trata de encuestas preelectorales.

Dionicio Hernández Leonardo

Sobre este particular, es preciso señalar que, tomando como base de explicación el tamaño promedio de las muestras que seleccionan las firmas encuestadoras en República Dominicana en las encuestas diseñadas para medir la intención de voto al nivel presidencial, que es de 1,200 votantes, y el total de votantes registrados en el padrón de la Junta Central Electoral, que para las elecciones de 2024 se proyectan 8 millones 103 mil votantes, la probabilidad de que una persona sea encuestada es más pequeña que sacarse el premio mayor de la lotería, ya que en el caso de la encuesta preelectoral la tasa de muestreo es de apenas un 0.01 %, mientras que sacarse el premio mayor de la lotería, jugando un solo número de 100, es de un 1 %. Visto este ejemplo, el hecho de que a alguien no lo hayan encuestado en una determinada encuesta preelectoral seria, eso no significa que la encuesta no se realizó.

En adición a lo anterior, muchas personas también alegan que nunca han visto a nadie haciendo encuestas en el sector donde residen. Sobre este aspecto, también es oportuno hacer dos aclaraciones o explicaciones de ese falso alegato. Lo primero en señalar es que, dependiendo el tipo de diseño de muestreo probabilístico que se escoja, el lugar donde reside un votante (barrio, sección, paraje, etc.) también está sujeto al azar, ya que, en los métodos de muestreo más usados en los estudios de opinión y las encuestas preelectorales la selección del punto geográfico forma parte de alguna de las etapas del diseño muestral empleado, salvo en los casos de que se aplique un muestreo simple de elementos, que en ese caso el punto geográfico no cuenta en el diseño de la muestra, pero ese tipo de diseño muestral resulta muy costoso para cualquier encuesta de carácter nacional, además de que no se recomienda su uso cuando la población es heterogénea, como es el caso de la población electoral, ya que no garantiza la necesaria representatividad de la muestra.

Lo segundo en señalar es que el éxito de una encuesta en cualquier demarcación geográfica (barrio, sección, paraje, etc.) es que los encuestadores pasen desapercibidos, que no sean notorios. No es sano ni conveniente para una encuesta, cualquiera que sea su naturaleza, en especial si es preelectoral, que la gente se entere que en el barrio, sección o paraje se está encuestando, porque muchos curiosos se acercarán procurando saber qué investigan; otros preguntarán por qué no los encuestaron o harán comentarios dañinos a la encuesta, incluyendo los políticos del barrio que se interesarán en saber de quién es la encuesta, y hasta tratarán de influenciar para que las personas entrevistadas opinen en una determinada dirección.

¿Qué alimenta la incredulidad de muchas personas en las encuestas preelectorales que se publican? La respuesta va en dos vertientes: 1) por las malas prácticas de muchas firmas encuestadoras, que en las fichas técnicas que acompañan sus publicaciones dicen haber aplicado un determinado método de muestreo probabilístico, cuando en realidad no lo fue, o la encuesta no tuvo una supervisión efectiva del personal que recolectó los datos o simplemente hubo ausencia de supervisión, que es peor; y 2) por la cultura de mentir con estadísticas de muchos políticos que, cada vez, se inclinan a publicar falsas encuestas, con el interés de engañar a la población, creando falsas percepciones entre los electores, o simplemente de servir de contrapeso o de reafirmación de los resultados publicados por una firma seria.

Si le toca, es una chepa
En definitiva, salvo los casos de malas prácticas y de las falsas encuestas que publican los políticos mentirosos, la probabilidad de que a una persona la encuesten en cualquier tipo de encuesta, en especial en las preelectorales, realmente es muy baja, con tendencia a bajar, ya que la ciencia estadística ha avanzado mucho y, con un dominio profesional del muestreo estadístico, se puede diseñar muestras pequeñas y económicas, con óptimos y oportunos resultados estadísticos en las estimaciones agregadas.

*Por Dionicio Hernandez Leonardo