Acoger nuevos embajadores

Acoger nuevos embajadores

Acoger nuevos embajadores

Federico Alberto Cuello

El tiempo pasa, la experiencia pesa y, con ella, las responsabilidades aumentan.
El cuerpo diplomático en Corea está mejor organizado que en ninguno de mis cargos anteriores.
Como en todo país sin concordato, el decano es el embajador con mayor antigüedad en el cargo: Carlos Boungou, de Gabón.

Pero a diferencia de otros destinos, el decano cuenta con el apoyo de dos secretarios (Egipto y Serbia) y un tesorero (RD). Juntos conforman el Consejo del Cuerpo Diplomático (CDC).

La RD organiza además eventos como la visita anual de los embajadores y sus esposas al museo de Ban Ki-moon – donde el guía es el 8vo secretario general de la ONU en persona – y las bienvenidas y despedidas de los embajadores.
Este 26 de septiembre de 2023, los nuevos embajadores de Alemania, Azerbaiján, Canadá, Chequia, Colombia, Francia, Holanda, Honduras, Irán, Italia, Kirguistán, Nicaragua, Túnez y Zambia, fueron convocados a un pequeño salón del hotel “Four Seasons” para recibir la bienvenida a Seúl.

Una ciudad donde la tecnología y la tradición coexisten de manera natural.
Donde las influencias asiáticas y occidentales se encuentran por doquier.
Donde la música clásica y el “K-pop” se interpretan a la perfección.
Donde la gente está hambrienta de arte, de aprender y de viajar.

Donde el gobierno trabaja activamente con las embajadas para articular generosos programas de cooperación bilateral.
Estructurar en Corea la agenda de trabajo de los embajadores conlleva moverse en seis frentes complementarias.
El Gobierno central, con el Ministerio de Exteriores como punto inicial de contacto, es el primero pero de ninguna manera el único.

También está la asamblea legislativa, organismo unicameral actualmente controlado por la oposición, cuyas comisiones temáticas deciden sobre todos los temas de interés bilateral. De ahí la importancia de organizar y mantener activos los grupos de amistad.

Un tercer frente es el de los gobernadores provinciales y los alcaldes de ciudades como Seúl, Busán o Daegu.
En un país sin reelección, la cantera del nuevo liderazgo se encuentra en estas instancias subnacionales, de donde han salido la mayoría de los presidentes desde la llegada de la democracia en 1992.

Para ello, el CDC negoció un memorando de entendimiento estableciendo el compromiso mutuo de participar en nuestras respectivas actividades.

El cuarto frente es el de las universidades, muchas de ellas de clase mundial, pero hasta ahora carentes de un estudiantado internacional similar al encontrado en otros países.

La baja tasa de natalidad coreana las hace abrirse aún más al exterior, ofreciendo oportunidades sin precedentes para negociar becas, intercambios de estudiantes y profesores, así como programas de investigación y de docencia.
El quinto es el de la sociedad civil, en el que tanto las ONG como los periódicos trabajan con plena independencia y solidez intelectual.

El sexto es el de las instituciones culturales, en el que fundaciones y museos intentan saciar la avidez coreana por conocer las artes plásticas, el cine, la gastronomía y la literatura del resto del mundo.
Moverse en todos esos frentes es posible desde antes de presentar las credenciales al presidente. Dichoso el embajador que logre posicionarse exitosamente en todos ellos.