Diplomacia trilateral

Diplomacia trilateral

Diplomacia trilateral

Federico Alberto Cuello

Cuando el presidente de Corea del Sur visitó Madrid en junio del 2021, firmó una alianza estratégica para trabajar con España en Asia y Latinoamérica.

Empresas coreanas y españolas quieren construir juntas las infraestructuras requeridas para descarbonizar tanto la generación eléctrica como los transportes.

Descarbonizar la generación eléctrica sólo reducirá 20 % de las emisiones contaminantes.
Una proporción similar de gases con efecto invernadero se produce en los transportes. Su adopción masiva requiere muchas más estaciones de recarga que las instaladas a la fecha, las cuales incrementarán la demanda de electricidad justo cuando el sistema está en el límite.

Se necesitan también más vehículos a precios asequibles, sea para el transporte de pasajeros o de carga. Lamentablemente, los vehículos eléctricos o de hidrógeno apenas circulan en RD.

Los fabricantes coreanos tienen productos listos para el mercado y cuentan con potenciales suplidores españoles de piezas de repuestos.
Cuando el presidente Biden visitó Corea en mayo del 2022, acordó también que trabajaría junto a Corea en países amantes de la libertad, practicantes de la democracia y respetuosos del imperio de la ley. Así reza en la alianza estratégica integral Corea-EE. UU.

Pocos días después, el presidente Biden creó el Marco Económico del Indo-Pacífico (IPEF) junto a Corea y otros 12 países, para reducir el riesgo (“de-risk”) las perturbaciones en las cadenas de suministro de bienes y servicios estratégicos, tales como dispositivos médicos, electrónicos, medicinas, materiales de defensa y algoritmos de inteligencia artificial.

Nada más llegar del Asia, presidió la Cumbre de las Américas de Los Ángeles y conformó el Partenariado de las Américas para la Prosperidad Económica (APEP), en el que 12 países de nuestro continente, incluyendo la RD, persiguen objetivos similares a los del IPEF.

El hilo conductor de todos estos esfuerzos promovidos por EE. UU. desde 2021 es la diplomacia trilateral, con Corea en uno de sus vértices.
Por la fortaleza coreana para fabricar productos y prestar servicios críticos para la transición energética y la resiliencia de las cadenas de suministro.

Porque Corea necesita descentralizar su producción orientada a la exportación, minimizando los tiempos de tránsito y generando empleos que reduzcan las presiones migratorias.

Y porque Corea tiene urgencia de asegurarse fuentes confiables para el suministro de minerales como bauxita, cobre, ferroníquel, “tierras raras” y zinc, esenciales para la fabricación de baterías, electrónicos, espejos solares, turbinas eólicas y pilas energéticas de hidrógeno.

La RD cuenta con todos dichos minerales, teniendo además litio en las sales del mar que la rodea.
Un fabricante coreano informó en abril que está considerando ensamblar autobuses eléctricos en territorio dominicano, requiriendo para ello de autopartes como las producidas en la milenaria ciudad de Burgos, tercera ciudad industrial de España.

A nadie debe extrañarle, pues, que un embajador dominicano en Corea, pese a estar de vacaciones, explore realizar contactos, por demás infructuosos, con potenciales actores de un esquema triangular que debiera tener también a la RD en uno de sus vértices, sobre todo después de que la vicepresidenta Raquel Peña propusiera en abril pasado negociar nuestra propia alianza estratégica con Corea.



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