¡Se nos muere el Ozama!

¡Se nos muere el Ozama!

¡Se nos muere el Ozama!

Víctor Feliz

Las ciudades que se encuentran en las cercanías de los ríos pueden ser increíblemente hermosas y ofrecer una serie de beneficios tanto para las comunidades locales como para el medio ambiente circundante.

Los ríos pueden proporcionar una importante fuente de agua, tanto para el consumo humano como para actividades recreativas como la pesca y los deportes náuticos. Además, el agua de los ríos puede utilizarse como fuente de energía renovable, a través de centrales hidroeléctricas que generan electricidad a partir del movimiento del agua.

Sin embargo, urbanizar alrededor de los ríos también puede tener efectos negativos en el medio ambiente. La construcción de viviendas, edificios y empresas en las cercanías de los ríos puede afectar a los ecosistemas acuáticos, alterando la calidad del agua y dañando las poblaciones de peces y otras especies acuáticas.

Urbanizar también puede aumentar el riesgo de inundaciones en las zonas adyacentes al río, lo que puede causar daños graves a la propiedad y poner en peligro la vida de las personas; esta es la realidad que vivimos en la capital dominicana y el río Ozama.

Desde hace décadas los distintos gobiernos, tanto locales como nacionales, han presentado un montón de propuestas que no terminan de cuajar. La falta de seguimiento en la implementación de una política pública coherente y financieramente viable ha sido el factor más determinante para que nos encontremos en la situación actual.

De una cosa si hay que estar claros, y es que todo lo que se tenga que hacer para evitar que continúe agonizando el Ozama, debe ser con fondos públicos. La gigantesca suma de que se requiere para su intervención y solución, así lo indica.

Para algunos amigos que me preguntan cuáles son las propuestas de que dispongo, la respuesta es siempre en dos direcciones: la primera, es deber del Estado, el cual posee cientos de proyectos, soluciones, etc., proteger el medio ambiente según lo indica su artículo 67 de la Constitución dominicana y segundo, cada ciudadano tiene la eco responsabilidad individual de hacer todo cuanto este a su alcance para coadyuvar al Estado en el cumplimiento de sus metas.

Hace pocos días los capitaleños volvimos a ver parte de nuestro malecón infestado de plásticos provenientes de las aguas del río Ozama, convirtiéndose esto, en un espectáculo deprimente que indica la apatía de un número importante de ciudadanos por el medio ambiente. Estamos siendo testigo de excepción de la “muerte lenta y sostenible” del principal río que baña las orillas de Santo Domingo de Guzmán y con él, la primada ciudad de América.

A continuación, me permito decirle cinco cosas que usted puede hacer a partir de hoy para ayudar a mitigar este daño en lo que el Estado hace su parte: 1-Diga no a las bolsas plásticas, se estima que cada minuto se usan 1 millón de bolsas plásticas, y una bolsa de plástico tarda 1000 años en degradarse, según datos del Banco Mundial. 2- Embotelle su propia agua, hoy es cada vez más tendencia andar con su propio contenedor de agua personal reutilizando dicho envase. 3-No use bombillas plásticas, pues estas no son reciclables.

4- Evite los cubiertos de plásticos, dígale al vendedor que no se los ponga y si hace una fiesta, trate de llevar los reutilizables, por último y la más importante de todas, tome medidas en la casa (5).

Las micropartículas de plásticos que vienen en diversos productos están causando cada día más daños a la vida marina. Hagamos nuestra parte y exijamos que ambos, ayuntamiento y Gobierno central, hagan la suya.

*Por Víctor Féliz Solano