Mi firma por el drenaje

Mi firma por el drenaje

Mi firma por el drenaje

Víctor Feliz

La ciudad de Santo Domingo ha experimentado años de desafíos relacionados con inundaciones tras lluvias intensas. Los eventos del 4 de noviembre de 2022 y el 18 de noviembre de 2023 dejaron a la ciudad sumida en desastres, con pérdidas millonarias y numerosas víctimas.

La necesidad de un sistema de drenaje pluvial eficiente se presenta como una prioridad vital para evitar daños irreparables en el futuro.

En ambas ocasiones, las lluvias desencadenaron inundaciones que afectaron parqueos de torres de viviendas, calles troncales y casas en zonas bajas.

Estos eventos destacaron la vulnerabilidad de la ciudad ante eventos climáticos extremos y la falta de infraestructura adecuada para hacer frente a tales situaciones.

La urgencia de abordar este problema se ve agravada por la creciente frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos en todo el mundo.

A pesar de los esfuerzos internacionales que proporcionaron consultorías y estudios técnicos detallados sobre los niveles de altimetría en Santo Domingo, los resultados no se han implementado.

El gobierno nacional y local han declarado la falta de recursos económicos como una barrera para resolver esta situación crítica. Estas declaraciones generan asombro y preocupación en la población, ya que la incapacidad para abordar un problema de esta magnitud podría tener consecuencias devastadoras.

En este contexto, el ambientalista y municipalista Domingo Contreras emerge como un aspirante a la alcaldía con una visión innovadora. Su propuesta de utilizar el impuesto a la propiedad inmobiliaria (IPI) para financiar las soluciones al problema del drenaje pluvial se destaca por su creatividad y necesidad inmediata.

La iniciativa, denominada “Mi firma por el drenaje”, busca recolectar 200 mil firmas de apoyo de los habitantes de la capital para destinar más de 5 mil millones de pesos generados por el IPI a la solución de esta problemática.
La importancia de esta iniciativa radica en varios aspectos cruciales.

En primer lugar, aborda una amenaza inminente para la seguridad y el bienestar de la población. Las inundaciones no sólo causan daños materiales significativos, sino que también ponen en peligro vidas humanas.

La implementación de un sistema de drenaje pluvial efectivo es esencial para salvaguardar la integridad de la ciudadanía y reducir el riesgo de pérdidas humanas en futuros eventos climáticos extremos.

En segundo lugar, la propuesta de Domingo Contreras destaca la necesidad de utilizar recursos disponibles de manera estratégica.

El IPI, generado por la propiedad inmobiliaria, se convierte en una fuente financiera viable para abordar el problema del drenaje pluvial.

Al vincular directamente los fondos a la solución de la crisis, se establece una conexión directa entre la inversión y la resolución del problema, evitando así diluir los recursos en otros fines.

Además, la iniciativa fomenta la participación ciudadana activa a través de la recolección de firmas. Este proceso no sólo demuestra el respaldo masivo de la población a la propuesta, sino que también establece un precedente para el compromiso ciudadano en la toma de decisiones cruciales para el bienestar colectivo.

La voz de la población se convierte en un factor determinante en la búsqueda de soluciones efectivas y sostenibles.
La propuesta también aborda la cuestión de la urgencia al apuntar a la implementación de soluciones el próximo año. La rapidez con la que se apruebe y ejecute la propuesta determinará la capacidad de la ciudad para resistir y adaptarse a eventos climáticos extremos.

La temporalidad es esencial, y la iniciativa de Domingo Contreras demuestra una comprensión aguda de esta necesidad.

La importancia de la iniciativa “Mi firma por el drenaje” radica en su enfoque integral para abordar la vulnerabilidad de Santo Domingo ante inundaciones.

Desde la seguridad ciudadana hasta la utilización estratégica de recursos y la participación activa de la población, la propuesta del biólogo y ambientalista se presenta como una respuesta vital y necesaria para garantizar la resiliencia de la ciudad frente a los desafíos climáticos emergentes.

*Por Víctor Féliz Solano



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