Un mundo desconocido y de transformaciones radicales

Un mundo desconocido y de transformaciones radicales

Un mundo desconocido y de transformaciones radicales

Roberto Marcallé Abreu

MANAGUA, Nicaragua. Desconozco los esfuerzos oficiales y privados que se están realizando en el orden al que me referiré casi de inmediato. De hecho, cuando se conversa con amigos y conocidos y se lee detenidamente sobre el acontecer cotidiano de países como la República Dominicana y sus proyecciones futuras, uno se pregunta sobre el destino que nos aguarda casi al doblar de la esquina. O ya mismo.

Inmersos como estamos en una realidad compleja y difícil tanto al nivel personal como colectivo, creo que con sobrada frecuencia perdemos de vista un mundo sometido a transformaciones de manera acelerada, y situaciones consideradas bajo nuestro control han sido objeto de cambios radicales en su esencia, y que, si aspiramos poseer el debido conocimiento sobre el presente y el futuro del país y del pueblo dominicano, de la humanidad misma, es preciso ponerse aceleradamente al día.

Considero que, para nuestras clases pensantes y gobernantes, de ninguna manera ha pasado por alto esta compleja disyuntiva entre lo tradicional y conocido y las nuevas realidades que definen el mundo y su futuro mediato e inmediato.

Lo objetivamente cierto es que los graves cambios que ha experimentado el mundo y la sociedad humana nos afectarán de manera grave y es preciso prepararse para una situación en la que nos veremos obligado a dar la cara en muy breve tiempo. De hecho, ya han ocurrido numerosos eventos que despiertan nuestra inquietud y sentido de alerta.

La fundamental de ellas es la profunda transformación que desde ya estremece los cimientos mismos de toda la sociedad humana, la alineación de países hegemónicos, así como realidades nuevas y diferentes percepciones e ideas sobre el mundo que vivimos y hacia dónde nos encaminamos.

Resulta fácil, aunque superficial y poco responsable, dejarse sustraer exclusivamente por las confrontaciones universales que se producen en el orden militar, aunque el tema sea parte esencial de estas nuevas realidades. Lo objetivamente cierto es que el mundo, la humanidad, están siendo estremecidos en su misma esencia por circunstancias tan graves como inexploradas.

Nuevos escenarios están surgiendo y desarrollándose a una velocidad increíble y es preciso mantener los ojos bien abiertos porque corremos el riesgo de despertar en un mundo desconocido, extraño y enigmático en el que podríamos quedar atrapados en un contexto de ignorancia y desconcierto y en el que, asimismo, nos sea muy difícil interactuar y proceder con suficientes elementos de juicio que nos permitan protegernos, desarrollarnos, insertarnos o crear instituciones fuertes y satisfacer los requerimientos que nos exigirán estas realidades desconocidas.

Nuevas realidades que son tan graves y complejas que ni siquiera se trata de discutir quién podrá imponerse de forma efímera o definitiva en la confrontación militar que escenifican los países más poderosos del mundo.

Descubrimos un mundo donde los viejos patrones de comportamiento público y privado, de manejo de la economía y las maneras de gobernar y administrar un país, nuestra manera de ser y de conducirnos, van a sufrir cambios esenciales, complejos y desquiciantes. No seremos los mismos. El mundo y la sociedad humana no serán los que hemos conocido.

Nuestras maneras de ser y de vivir van a cambiar de forma radical y quizás absoluta. El concepto de vida privada, de administración pública y personal, de familia, de valores sociales e individuales nunca jamás serán los mismos.