Pendiente enjabonada

Pendiente enjabonada

Pendiente enjabonada

La mentira, la altisonancia, la ofensa y la descalificación van ganando terreno de manera acelerada en la discursiva dominicana, lo que a su vez se refleja en el ambiente social.

En esa dinámica también se ha colado el chantaje como forma de acallar voces o sacarle dinero a personas o empresas.

La siguiente etapa, que todavía estamos a tiempo de evitar, son las reacciones violentas de parte de los afectados en primera instancia.

Hace un tiempo un servidor público comentaba que las funciones públicas quedarán reservadas para aquellos que no tienen nada que perder o que no les importa perder. Recientemente otras figuras públicas se preguntaban si vale la pena exponerse.

Pero no solo eso.
Las discusiones sobre cuestiones relevantes no pueden llegar a buen puerto si la mentira forma parte de las argumentaciones, y eso se está convirtiendo en parte cotidiana de cualquier debate relevante.

El liderazgo nacional tiene que cuidarse de no resbalar por esa pendiente. Debe colocarse por encima de lo banal y superficial para enfocarse en lo relevante.

El diálogo ha sido un instrumento útil en la consecución de los grandes objetivos dominicanos y hay que preservarlo, pero despejando todo elemento distorsionante.

De continuar creciendo lo que ahora se empieza a vivir, el caos no tardará en llegar.



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