La campaña electoral empieza a relegar todos los demás temas, muchos de los cuales saltarán de manera intempestiva tan pronto culmine el presente proceso.

Podríamos hablar del sector eléctrico, el déficit fiscal, del tránsito, de la calidad de los servicios de salud y educación, la producción agropecuaria y así por el estilo. En cada caso hay problemáticas que han sido puestas en segundo plano.

Pero hay un asunto que no ha podido ser colocado en un plano secundario, aunque se ha querido. Se trata del de la seguridad pública.

Este, por el contrario, es un tema que irrumpe en la campaña electoral y se niega a ser relegado.
Uno de los apéndices de esa problemática lo constituye el narcotráfico, génesis de muchos de los episodios de violencia que afectan a nuestro país.

El narcotráfico no toma descanso. Por el contrario, se activa en los tiempos de campaña para tratar de infiltrar a las instituciones, incluyendo a unos partidos políticos que han dado grande muestras de falta de controles internos.
En los últimos días hemos visto con asombro algunas decisiones judiciales que han beneficiados a personas sobre las que recaen muchos elementos de pruebas como para dudar de su inocencia.

Las actuales circunstancias facilitan que casos como esos pasen por debajo de la mesa, aunque afortunadamente la misma Dirección Nacional de Control de Drogas dio una clarinada.

Estemos atentos, pues el narco está en un proceso de adaptación que puede ser peligroso para los países como el nuestro.