Las cosas inimaginables que están ocurriendo de un tiempo a la fecha en todo el espectro de nuestra sociedad, son para ponerle a cualquiera los pelos de punta, sin que en el horizonte se vislumbre una salida airosa.

Los crímenes, las violaciones, las estafas, el narco y micro tráfico, incumplimiento de los políticos y su inacción ante los graves problemas nacionales, no les importan a nadie, al parecer porque “lo que no me toca directamente o indirectamente, no tengo la necesidad de enfrentarlo”, que todo siga su curso.

Ante esa realidad, la gran mayoría tiende a callar y dejar que todo continúe su curso, lo cual constituye una irresponsabilidad lamentable.

No existe prácticamente un solo sector de nuestra sociedad que funcione como tiene que ser, porque eso “no es mi responsabilidad”.

Así las cosas, vamos transitando por una pendiente escarpada, donde el “salvase quien pueda”, es el máximo común denominador.

El último sector donde uno entendía que estaba expuesto , a no caer en ese deterioro generalizado, era el deporte, sin embargo, vemos absortos como se encuentra en la peor crisis de la historia republicana, sin que se vislumbre solución a la vista.

Si eso es lo que queremos, entonces que siga la fiesta, pero que luego, nadie de los que tienen la responsabilidad de enmendar esos entuertos se quiera lavar las manos como Pilato.

Es una humilde opinión de alguien que observa como se están viniendo abajo, como se están derrumbando, sectores de la sociedad.

Si no se afrontan los problemas cuando todavía tienen solución, cuando se quiera actuar, podría ser demasiado tarde.
Quienes tienen en sus manos la solución y no l o afrontan , son culpables de las desgracias que pueden devenir en un futuro cercano o lejano.