Una mala ley

Una mala ley

Una mala ley

El Tribunal Constitucional ha tenido que enmendar la Ley de Partidos, la cual salió del Congreso Nacional con una gran cantidad de imperfecciones y absurdos bajo la justificación de “la ley posible”.

Ese mamotreto de pieza en cuestión habla muy mal de la calidad de nuestros legisladores, pues la cantidad de articulados que han sido declarados inconstitucionales demuestra el poco cuidado en la elaboración de leyes y la falta de rigor constitucional.

Aun la parte que logra superar el cedazo de la constitucionalidad tiene muchos elementos que desde la praxis y la utilidad resultan cuestionables.

Esa ley, junto a su siamesa sobre Régimen Electoral, metía a la Junta Central Electoral en un enredo de tal magnitud que lleva al límite la capacidad resolutiva de ese organismo.

Además de encarecer hasta el absurdo un proceso electoral complejizado que diezmará las ya precarias arcas públicas.

El Tribunal Constitucional, a golpe de sentencias, ha ido quitándole patas a ese cangrejo legislativo con vocación a caminar hacia atrás.

Se han eliminado artículos contrarios a los principios democráticos de participación y equidad.
Ojalá que lo que quede de ese mamotreto permita que tengamos un certamen electoral con la menor cantidad de traumas posibles.



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