Hoy no me referiré a nada ligado al deporte, porque a veces ocurren hechos extradeportivos que conmueven las fibras más íntimas del ser humano.

Acontecimientos que podrían pasar desapercibidos, como ha sucedido muchas veces, incluso hasta para las autoridades responsables de aplicar la ley, pero que dejan estupefacto a cualquiera, por la brutalidad y violencia desmesurada que representan.

Desde ayer circula un vídeo en donde se aprecia cómo un grupo de “motoconchistas” prende fuego a un mozalbete de apenas 17 años, al que acusaban de querer robar un motor.

Lo secuestraron desde la avenida Charles de Gaulle hasta la comunidad de Punta, en Villa Mella, lo arrastraron por la carretera, lo masacraron a “peñonazos” y, prácticamente ya moribundo, le prendieron fuego, provocando que falleciera a los pocos minutos.

Esa no es la sociedad que queremos, esto es un salvajismo y una atrocidad que jamás imaginé podría producirse en la República Dominicana de hoy día, donde se tiene la educación como máxima prioridad. Esta barbarie tampoco puede quedar impune por las autoridades, porque aunque ese jovencito es un “hijo de machepa”, le puede ocurrir a cualquiera.

Esos criminales tienen que responder por esta bestialidad, y la Justicia tiene la responsabilidad ineludible de aplicarles todo el peso de la ley. Si se deja que esta barbaridad pase sin castigo, nos fuñimos.