Semiótica y Bancos Centrales

Semiótica y Bancos Centrales

Semiótica y Bancos Centrales

Economista Antonio Ciriaco

Cada vez más, la Economía se auxilia de otros campos del conocimiento científico para abordar y explicar con precisión los fenómenos económicos.

El relato y el uso del lenguaje se han constituido en elementos fundamentales para influir en las decisiones de los agentes económicos.

La Psicología, la Política, la Sociología y la Semiótica, entre otros, son campos del conocimiento que han fortalecido a la Economía.

En un mundo complejo, es imposible que la Economía se considere una ciencia autosuficiente; la constante es el cambio y lo que aparenta simple se torna complejo.

Por eso, cada vez más, los bancos centrales apelan al lenguaje de los signos plasmado en sus “comunicados” para llevar información que permeé el sentimiento de los “agentes informados” y del público en general, tratando de anclar y desanclar determinadas expectativas.

No es un lenguaje ordinario el que usan los bancos centrales cuando intentan comunicar lo que quieren, tratan de que las palabras usadas tengan su facultad, tenga su orientación y su finalidad.

El sentido de las palabras en sus comunicados busca la suerte de inducir y dar la instrucción a su “público objetivo”. Hacen lo posible para que las palabras reflejen correctamente lo que quieren comunicar. Es una lucha constante por influir en la psiquis del consumidor e inversor.

Actualmente, los bancos centrales luchan contra sí mismos, tratan de defender su credibilidad sustentada en el ancla de sus “metas de inflación”. La inflación se torna persistente y desvanece sus metas. Hace que los bancos centrales sobreactúen en su política monetaria; y los conflictos “geoeconómicos”, que son más frecuentes, alteran sus pronósticos y desanclan las expectativas generadas en sus comunicados e informes.

Son varios y diversos sus informes y comunicados sobre temas relevantes de la economía que los bancos centrales publican en sus páginas web: la inflación, el comportamiento de las economías, la programación monetaria, entre otros, con la intención de influir en las decisiones de los “agentes económicos”.

Sin embargo, hoy más que nunca, se les dificulta a los bancos centrales mantener ancladas algunas expectativas, siendo la más importante: “la inflación”.