Dar la cara

Dar la cara

Dar la cara

José Báez Guerrero

El sentido de ser un descarado cobró nueva significación tras leer un párrafo de una columna en The New York Times del miércoles, sobre las coincidentes ideas acerca de la decencia y la sexualidad en muchas diversas culturas, en que la intimidad y la desnudez son usualmente considerados asuntos privados, no para exhibiciones públicas.

Es la anécdota, quizás apócrifa, de un grupo de respetables decanos y profesores universitarios que tomaban sol, desnudos en una ribera guarecida del río Cherwell, cuando un bote con muchas señoras y damitas sorpresivamente pasó por el lugar.

Todos se apuraron a envolver sus cinturas en toallas, mientras uno sólo optó por cubrir su cabeza hasta que las azoradas navegantes se fueron.

Todos preguntaron al excéntrico que prefirió exhibir sus partes pudendas por qué cubrió su cabeza. “No se ustedes, caballeros”, respondió, “pero aquí en Oxford me reconocen por mi rostro, no por lo de abajo…”.

En momentos en que aquí se caldea la política y va subiendo el tono de las discusiones, sucede por razón distinta con desvergonzados, que por otros motivos ajenos a la honra, rehúsan mostrar sus rostros aunque exhiban sus pudriciones.



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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