El desarrollo de aeropuertos, puertos marítimos y carreteras con los centros industriales o agrícolas ha sido notable. Tenemos terminales privadas con más de 40 años, como en La Romana y Puntacana, puertos construidos y operados por empresas como DP World en Caucedo e instalaciones con inversión privada o pública en Santiago, Puerto Plata, Barahona y Pedernales.

Sumado al auge del turismo con gran aumento del transporte aéreo, ello hace que Santo Domingo pueda, como antaño, ser un excelente centro logístico, de organización de transporte y distribución de carga.

Antes fue por circunstancias geográficas y coloniales, ahora por facilidades de conectividad, conexiones y almacenamiento, plataformas multimodales marítimas y aéreas colindantes y redundante red vial terrestre, marcos legales adecuados para la inversión extranjera directa o alianzas público-privadas, mano de obra a costos competitivos y estabilidad económica y política.

La nueva ley de Aduanas No. 168-21 y las condiciones descritas, hacen muy probable que el Gobierno logre convertir al país en el mayor “hub” logístico regional, según anunciaron el presidente Abinader y el director de Aduanas, Yayo Sanz, con motivo del “Dominican Logistic Summit 2024” que se realiza actualmente aquí.

Lo creo muy posible. Como dice Yayo, ¡vamos!