Cartas desde México

Cartas desde México

Cartas desde México

Esta carta les llega hoy desde Santo Domingo. Por algunos años he tenido el privilegiode pasar parte de la temporada invernal en el país que me vio nacer y en el cual tengo enterrados a mis muertos.

Familiares, amigos y la naturaleza que nos privilegia me dan posada. Esto me permite escapar del frío del Distrito Federal y disfrutar del esplendor tropical que ofrece la República Dominicana. Visito sus ciudades, montañas y playas, y también aprovecho las actividades culturales, que aunque limitadas, son más que atractivas. Por lo menos en la Capital.

Resido en Gazcue. En el mismo lugar donde pasé mi adolescencia, pero en un apartamento.

La casa familiar cedió su espacio a un edificio en condominio de limitada belleza arquitectónica, pero a unas manzanas de distancia de la Plaza de la Cultura y del Palacio Nacional. Las calles, los parques, plazoletas y las casas de la ciudad constituyen para mi lo que Modiano llama: ‘el paisaje de cada cual’.

Visitando la Zona Colonial quedé gratamente impresionado por dos hoteles que han abierto sus puertas al turismo exclusivo que bien podemos llamar de lujo.

El primero es el Casas del XVI. Un proyecto de la Casa Vicini que proyecta rescatar y rehabilitar veinte casas, todas en el casco antiguo, y convertirlas en un complejo turístico exclusivo.

Se han recuperado dos de ellas. Estas ‘representan una exquisita combinación de la tradición colonial con el refinamiento y confort del mundo moderno’.

El segundo, hotel Billini, en la calle del mismo nombre y el Callejón de Regina. Se encuentra en la casona que fue sede del reconocido colegio Santo Tomás, fundado por el arzobispo Meriño en 1895. La restauración del inmueble y las instalaciones del albergue, llevadas a cabo por un inversor haitiano, son impecables.

Para mí, la visita trajo grata memoria, ya que en ese colegio recibí durante ocho años la educación que más tarde me permitiría forjar en el extranjero mi carrera en la Academia y en la Comunicación.

Les recomiendo visitar el bar de la terraza, para gozar de la vista panorámica de la Ciudad Colonial.

Merecidos aplausos para ambos inversores.



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