Buenas prácticas en las encuestas

Buenas prácticas en las encuestas

Buenas prácticas  en las encuestas

Buenas prácticas en las encuestas

Por Dionicio Hernández Leonardo

Las buenas prácticas en las encuestas por muestreo, que es el tema de esta entrega, es de alta relevancia en el campo de la investigación estadística, como se muestra a continuación.

 

¿Qué se entiende por buenas prácticas?

En términos simples, en el campo laboral-profesional se designan como buenas prácticas a las acciones y actuaciones ejecutadas observando los principios y/o normativas establecidas en la materia que se trate, o que sean producto del consenso o, en base a la experiencia, hayan demostrado validez. Las buenas prácticas se demuestran en la ejecución, no en la planificación, ya que para evaluar si en una determinada acción o trabajo hubo buenas prácticas, se requiere haberlo ejecutado.

Las buenas prácticas deben ser evaluables y, mediante peritaje, determinar si las acciones o actuaciones ejecutadas, vistas desde los resultados, fueron válidas y las más apropiadas. Además, constituyen las fuentes por excelencia de retroalimentación para acciones futuras en la materia que se trate.

Las buenas prácticas en las encuestas

En todos los tipos de encuestas, ya sean de hogares, establecimientos, mercados de productos, preelectorales, etc., tanto los clientes, como la cadena de usuarios que se articula en torno a las publicaciones impresas o digitales colgadas en plataformas digitales, se espera que detrás de los datos que se comunican haya una historia documentada de buenas prácticas, que son las que les dan validez a los resultados.

Dionicio Hernández Leonardo

Visto lo anterior, bajo la sombrilla de un ejercicio ético de la profesión, en el mundo de las encuestas, las buenas prácticas deben cubrir todas las fases del proceso estadístico, siendo los siguientes los fundamentales:

1) establecer con claridad el objetivo general y los objetivos específicos de la encuesta, los cuales deben consignarse en la ficha técnica que debe acompañar la publicación de los resultados;

2) definir con claridad y precisión la población objetivo de la encuesta, así como los dominios y subdominios de estudios de interés;

3) informar sobre el marco de muestreo utilizado, que es esencial en el muestreo probabilístico, el cual constituye una materia pendiente en muchas de las encuestas que se han publicado, y se siguen publicando en los medios de comunicación, en especial las que dicen haber utilizado un método de muestreo probabilístico en la selección de la muestra;

4) consignar en la ficha técnica las variables medidas en la encuesta, con sus respectivos indicadores;

5) precisar la técnica de muestreo por la que se ha optado, ya sea probabilística o no probabilística;

6) en el caso del muestreo probabilístico, informar acerca de la forma de aleatorización seleccionada, con la justificación técnica correspondiente;

7) informar acerca del tamaño de la muestra, indicando el error máximo que se ha permitido al nivel general y al nivel de los dominios y subdominios de estudios, así como los estimadores seleccionados, el nivel de confianza de dichos estimadores y ofrecer información acerca del criterio de varianza asumido para el cálculo de la muestra;

8) en los casos de muestras complejas desproporcionadas, indicar los factores de ponderación usados para las estimaciones agregadas, así como los factores de expansión para los casos que se requiera inferir datos absolutos agregados para la población;

9) precisar la técnica de recolección de datos que se ha seleccionado, que debe ser la más apropiada para la población objetivo, tomando en cuenta el marco de muestreo disponible, si existiere;

10) elaborar un correcto instrumento de recolección de datos, con preguntas precisas y correctas, que respondan a los objetivos específicos de la encuesta y que, a su vez, sean breves, sin tendencias, redactadas en un orden lógico y que respeten el tiempo, privacidad y aspectos personales de los encuestados;

11) aplicar una encuesta piloto que permita medir los aspectos esenciales de la encuesta, en especial la aceptación de la encuesta, la comprensión de las preguntas, el tiempo promedio que consume responder un cuestionario, entre otras;

12) en las encuestas presenciales, definir un estricto perfil del personal de trabajo de campo, y seleccionarlo apegado a ese perfil, el cual deberá recibir un riguroso entrenamiento teórico y práctico del trabajo a realizar, incluyendo el uso de dispositivos electrónicos, si los hubiere;

13) definir una efectiva estrategia de supervisión y control de calidad del trabajo de campo;

14) días previos al levantamiento de los datos, informar a la población objetivo acerca de la encuesta que se aplicará, esto es muy pertinente en las encuestas de hogares y las de establecimientos; y 15) elaborar y probar un óptimo plan de procesamiento de los datos, que garantice la oportunidad de los resultados.

En definitiva, en el campo de la encuesta, enseñar principios básicos de buenas prácticas debe ser una asignatura obligada en las escuelas de formación de profesionales de la estadística y, en general, de todos los profesionales que se dedican al quehacer de las encuestas.