El Consejo Nacional de la Magistratura ha definido acertados criterios para la escogencia de los jueces de la Suprema Corte de Justicia.

Ha decidido, acertadamente, que las tres plazas que corresponden a jueces de carrera se ocuparán con jueces que han recorrido cada peldaño en la carrera judicial, con una buena hoja de servicio y capacidad para desempeñar las funciones.

También decidió priorizar el área del Derecho Civil, que es donde más falencia tiene la Suprema Corte de Justicia, en especial si se toma en consideración que más del 50 por ciento de su matrícula actual la llenan magistrados penalistas.

Resulta razonable que si se va a distinguir a los jueces de carrera se tome en consideración primero a los que han llegado a ser jueces de corte y que hayan acumulado experiencia a ese nivel, pues al llegar a la Suprema Corte de Justicia solo estarían subiendo el escalón siguiente.

También es un acto de racionalidad el que tomen en consideración las especialidades que requiere ese máximo tribunal para acelerar su trabajo.

Hay una cuarta plaza que puede ser ocupada por un jurista que no necesariamente esté dentro de la carrera judicial, aunque nada impide que sea llenado por uno de los jueces de carrera.

Sobre el Tribunal Superior Electoral, no hay criterios muy claros, pues se trata de un órgano que aunque jurisdicional es eminentemente político, por los asuntos que suele dirimir, y por tanto su conformación será motivo de inevitable discusión.

El Consejo Nacional de la Magistratura se ha conducido hasta ahora con mesura, inteligencia y racionalidad .