Ahora hablaré de Odebrecht

Ahora hablaré de Odebrecht

Ahora hablaré de Odebrecht

Wilfredo Mora

No se permitirá más la corrupción en el país. No esta vez, que estamos al mayor fraude contra el Estado. Todos hemos hablado del asunto, pero hay que seguir un orden.

¿Cuál es el papel de la ciudadanía en el caso Odebrecht? La presencia del poder ciudadano, a través de la Marcha Verde, indica que la población no sólo desea detectar las personas culpables, sino todo el sistema corrupto que han trabados los políticos.

Pero la herramienta penal debe ser principal lucha contra la corrupción de Odebrecht.

Y asimismo, podemos preguntar, la administración del presidente Medina, tiene una obligada función que cumplir; lo correcto es no guardar silencio administrativo.

Y esto es insoslayable, pues, mientras los imputados del caso Odebrecht tienen una cita con el tribunal que instruye el proceso por el delito de soborno, con posterioridad de un mes de diferencia, pero en territorio español, el presidente Rajoy, comparecerá físicamente como testigo (no como presidente, sino como ciudadano), en el caso Gürtel, por presuntos sobornos del Partido Popular.

Odebrecht no tiene una situación institucional definida. Pero la tendrá. Los que terminarán siendo los acusados, son legisladores, y eran ellos los que deberían interpelar a los funcionarios señalados como los sobornados.

La investigación de Odebrecht va a depender del método que es, pues, quien elige los hechos.

En el ámbito penal, un principio fundamental es la inmediación, que permite a los imputados y al juez estar muy de cerca frente a las pruebas.

Pero sí, en primer lugar, los que están preocupados por la lógica, tentados en creer cómo es que debe avanzar este caso de profundas dimensiones; y los segundos, los que ya creen haber desentrañado el problema, dando a sus opiniones formas de conquistas rápidas, apresurados en dictaminar el desenlace, sea por su ilogicidad o por su intuición, hay que considerar el caso de Odebrecht como un hecho simple.

Para hacerlo más simple diremos que Odebrecht no es un problema exclusivo de República Dominicana, esta cuestión constituye un engranaje en el sistema mundial de la corrupción, es una “peste” que ya está institucionalizada en el país.

No podemos sustituir la categoría de soborno por fraude, ya que el segundo es una estafa al Estado, y el soborno se utiliza para apellidar los delitos cometidos por la función pública.

El fraude pueda adoptar muchas formas, entre ellas, el soborno, el lavado de activos. Igual que el fraude, el soborno (cohecho, concusión), siempre es injusto, perjudicial y es un acto ilegal: Odebrecht es un caso de soborno.

Podemos preguntar si Odebrecht es microcorrupción o macrocorrupción; pero debe tomarse en cuenta que hay veces que es difícil establecer la frontera; la experiencia dice que existen en forma combinada, por la discontinuidad en las funciones públicas.

El Ministerio Público de la nación tendrá que asumir el método que le permita establecer si el soborno existió como empresa fantasma o mascarada de actividades ilícitas.

Está en la obligación de defender la legalidad de la investigación, actuando “al margen de cualquier influencia social o foránea”.

Se descarta la figura del fiscal especial para investigar este caso específico, ya que los imputados tienen jurisdicción privilegiada, pero no todos.

Las informaciones de Odebrecht, como puede verse, se ha logrado gracias a la misma gente que está insistiendo se revele la verdad. Poco a poca esta verdad saldrá a relucir.

La culpa es del autoritarismo político que en intervenciones económicas estatales, en un nivel elevado, generó esta y todas las tramas de corrupción.

Algún día, cuando nuestra democracia supere esta cultura política autoritaria, las futuras generaciones dirán de los políticos de hoy que actuaron como unos dementes.



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