Sin tradición constitucionalista

Sin tradición constitucionalista

Sin tradición constitucionalista

El haber tenido 39 constituciones no nos convierte en una nación de tradición constitucionalista. Por el contrario, demuestra que la Carta Magna no es más que un formalismo que como nación tenemos que agotar.

En estos días hay un zarandeo con la Constitución, pero que en el fondo solo refleja el interés coyuntural de los grupos en pugna.

No solo los partidos políticos intentan acotejar la Constitución a su conveniencia del momento. También lo hacen las denominadas organizaciones sociales o de la sociedad civil.

Basta con ver las discusiones sobre temas socialmente controvertidos como el aborto, el matrimonio homosexual o los criterios para conceder la ciudadanía para darnos cuentas de cómo se retuerce la interpretación de la Constitución.

En esta materia aparecerán muchos que tirarán la primera piedra, pero por descarados, y no porque estén libres de pecado.

La mayor tradición que tiene el constitucionalismo dominicano es que no tiene tradición.
Nos hemos dado todo tipo de constituciones, pero seguimos siendo institucionalmente endebles.
Eso así porque somos muy laxos con las reglas del juego, especialmente cuando de institucionalidad se trata.