Quién salvará a los americanos

Quién salvará a los americanos

Quién salvará a los americanos

Los ciudadanos de los Estados Unidos de Norteamérica, aquellos que comúnmente denominamos como “los americanos”, están viviendo días oscuros.

Recordatorios de su 11 de septiembre, la degradación de la calificación de su deuda pública, una recesión firme, dura, y los incesantes niveles de desempleo y caídas de consumo que ello trae consigo; son todos signos de esas dificultades.

Aquel presidente del partido demócrata, Barack Obama, quien llegó a la presidencia lleno de ilusiones, se ha tornado inefectivo y necesita con urgencia reinventarse y procurar el favor de sus conciudadanos, quienes al igual que el  resto del mundo ven a la superpotencia como un acorazado a la deriva en el medio de un mar tempestuoso.

He seguido de cerca las discusiones presupuestarias entre los dos partidos políticos que dominan el escenario del poder de ese país, el Republicano y los del partido del té (Tea Party; movimiento conservador que rememora la rebelión del té que dio inicio a la revolución norteamericana), y el Demócrata, partido en el poder presidencial.

La indecisión entre las alternativas de aumentar el tope del déficit presupuestario, que a su vez ha llegado a niveles inimaginables, y la necesidad de recortar gastos, decisión esta que además de posiblemente profundizar la recesión, sería un serio atentado en contra de la reelección presidencial. 

La tercera opción es la de aumentar impuestos, un tabú contra el cual ninguno de los dos partidos quiere actuar.

Además del pésimo escenario económico, está el escenario político, ya que el 12 de noviembre de 2012 se habrán de celebrar las elecciones presidenciales y ambos partidos de manera anticipada están inmersos en campaña.

El partido Demócrata parece que concurriría con su candidato, el presidente Obama, mientras el Republicano aún no tiene claro un líder de entre una decena de candidatos.

Todo ello está contribuyendo a escenarios de confusión y falta de confianza, que hoy se reflejan mayormente en la debilidad de la moneda norteamericana, el dólar, así como en una política internacional difusa, bailoteando entre intereses estratégicos, económicos e ideológicos.

Nuestro país tiene una vinculación íntima con los americanos: histórica por sus dos intervenciones directas e innumerables indirectas, económica por el enorme intercambio comercial, y socio cultural por la diáspora dominicana en ese país y la penetración norteamericana en el nuestro.

Estemos atentos a que habrá de surgir en ese país en los próximos meses, y el rumbo que tomarán sus decisiones políticas, ya que ello podría tener repercusiones serias en nuestro proceso político y el rumbo futuro de la nación dominicana.



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