Luce innegable, si creemos apenas parte de las imputaciones del Ministerio Público contra allegados de Danilo, que en sus dos gobiernos hubo una corrupción inmensa. Igualmente ocurrió en gobiernos anteriores con variada suerte para sus responsables.

Balaguer reconoció que muchos millonarios ilícitos surgieron en los doce años y luego fue declarado “padre de la democracia” por sus adversarios perredeístas, olvidando la sangrienta violencia política. Jorge Blanco pasó de asilo fallido y condena al perdón por desistimiento de Hipólito. Odebrecht, Tucanos y otros escándalos de Leonel siguen pendientes de sentencias.

Empero, en la persecución actual de corruptos danilistas hay un empeño mediático casi gozoso, que puede provocar enormes inconvenientes, ilegalidades procesales y torpezas judiciales. Muchísimos dominicanos honestos y patrióticos, incluso peledeístas, quisieran exorcizar la política partidista del flagelo del latrocinio del erario. ¿Hay que embarrar la gestión completa de Medina? Su obra sobrevivirá este cataclismo penal. Ojalá que Luis logre construir algo aparte de tanto circo. Lleva casi un año y sigue prometiendo y endeudándose. No sólo con centelleante Justicia se gobierna.