Los sesenta años del MPD

Los sesenta años del MPD

Los sesenta años del MPD

Rafael Chaljub Mejìa

Mañana se cumplirán sesenta años de la fundación del Movimiento Popular Dominicano –MPD-, y lamento que esa fecha pase sin la conmemoración merecida.

Con suficiente tiempo hablé con los compañeros Fidel Santana e Higinio Báez, me dijeron muy correctamente que por parte de la agrupación que encabezan no había objeción alguna a la formación de una comisión conmemorativa, en la cual equitativamente estuvieran representados todos los sectores que hoy reivindican la representación del MPD.

Pensé que de esa comisión podrían haber formado parte hombres y mujeres sin militancia orgánica en ninguno de esos sectores. Hablé con personas que consideré susceptibles de ser incorporadas a la conmemoración y la respuesta que encontré, de manera casi invariable, me enfrió los ánimos.

Nadie se opuso a la idea, pero casi nadie mostró entusiasmo en trabajar por ella, bajo el argumento de que el prejuicio, el sectarismo, los viejos rencores y las impugnaciones mutuas, harían imposible una celebración común. Algunos hasta me aconsejaron evitarme el disgusto de promover un intento fallido.

Terminé cansado y lo lamento, como emepedeísta que fuí y sigo siendo, aún desde el Partido Comunista del Trabajo –PCT- en que hoy milito, que, por demás, tuvo al legendario MPD como vientre y heroico antecedente, guarda por él una reverencia irrevocable, rinde tributo a los mártires y las tradiciones forjadas por el emepedeísmo, respeta a todo quien reivindique esa herencia siempre que trate al PCT con el debido respeto.

No pretendí, ni mucho menos, aparecer como autor de la iniciativa. La alenté en tributo honrado a un partido que a fuerza de coraje y al precio de tanta sangre, marca con sus huellas el camino de la redención de nuestro pueblo. Sesenta años de lucha laboriosa y abnegada no son para dejarse pasar por alto y menos en estos tiempos de claudicaciones y renuncias.

De venta de conciencias y arrepentimientos.

En la historia del MPD podrá haber muchos errores y defectos, pero no hay duda de que hay innúmeros aciertos y valores suficientes en los cuales educar a las nuevas generaciones. No es el espacio para detallarlos, por ahora basta decir que están ahí, parte de ellos recogidos en libros y documentos, otros en vivencias guardadas en la memoria de muchos, y ojalá alguna vez aparezca la voluntad suficiente para recoger toda esa larga historia con reposo y honradez y entregársela a la sociedad.



Etiquetas

Noticias Relacionadas