Explicando la “dolarización” de la economía

Explicando la “dolarización” de la economía

Explicando la “dolarización” de la economía

Antonio Ciriaco Cruz

El término “dolarización” está de moda. La propuesta presentada por el economista austriaco-libertario Javier Milei, para ser aplicada en Argentina, ha puesto el tema en debate. La dolarización se refiere a la adopción del dólar americano como moneda de curso legal, siendo esta adopción por países que tienen alta inflación y quieren estabilizar sus niveles de precios y economías, fundamentalmente.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), sólo 14 de 194 países miembros han adoptado el dólar como moneda de curso legal. De ese total, 3 son de América Latina: Panamá, El Salvador y Ecuador. Las razones por las cuales estas naciones han dolarizado sus economías son diversas.

Panamá lo hizo en 1904, por razones de sus fuertes vínculos políticos y económicos con los Estados Unidos; en cambio, Ecuador (en 2000) y El salvador (en 2001) por sus altísimos niveles de inflación en sus economías.

Cuando un país dolariza, el primer coste con el que se enfrenta es la pérdida de su moneda nacional. Esto supone renunciar a un instrumento de política económica fundamental, la aplicación de una política monetaria y cambiaria independiente, y por consiguiente la eliminación del banco central.

Otro de los costes, es que se renuncia al “señoreaje” o ingresos provenientes de la emisión de dinero. Todo esto a cambio de reducir la inflación.

Son diversas las posiciones sobre las ventajas y desventajas de la dolarización. No obstante, la decisión de dolarizar o no, tiene que ver con la realidad de cada economía y de sus condiciones idiosincráticas.

No se puede ver como una “panacea”; no es una solución única. Incluso, las economías que han dolarizado, a pesar de haber controlado la inflación, pueden perder su capacidad de conducir un proceso de desarrollo a largo plazo.

Otro punto es que la dolarización no elimina el riesgo de una crisis externa, las deficiencias en la situación fiscal o en el sistema financiero son fuentes de incertidumbre que no las resuelve la dolarización. De ahí que estas propuestas “salvadoras” habrá que verlas con mucho cuidado.



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