El demonio al acecho

El demonio al acecho

El demonio al acecho

Roberto Marcallé Abreu

MANAGUA, Nicaragua. Con frecuencia, recuerdo a mi hermana, la doctora Zoila Marcallé, fallecida unos meses antes de que se tuviera noticias de la pandemia que nos ha arrodillado a todos.

Era una lectora admirable. Vivía rodeada de libros y, cuando se anunciaba alguna obra impactante se apuraba a solicitarla vía Amazon o por cualquier otro medio.

Zoila, no obstante, sentía una profunda preocupación por la maldad humana. Como el consultorio de un médico es una especie de confesionario, estaba muy al día en todo lo concerniente al acontecer político, social y económico de República Dominicana. Le horrorizaban las noticias sobre los niveles de degradación y corrupción que alcanzaron picos aterradores durante los periodos 2012-2020.

Es probable que, consciente del horror que nos correspondió vivir, encontrara un cierto consuelo y desahogo a su disgusto e impotencia en la religión. Predicaba en una iglesia de Villa Juana todos los sábados. Un creyente, quien grababa sus exposiciones, me hizo llegar algunas hace un tiempo.

“Existen quienes, aupados por el poder y sus circunstancias, creen que poseen una licencia para hacer cuanto les viene en ganas. No se percatan de que su conducta es inspirada por el demonio que los incita a quebrar todas las reglas, los alienta y estimula.

Entonces, cuando están en las alturas, les susurra los peores consejos. Empiezan a caer, cada vez con mayor fuerza. Mientras se derrumban estrepitosamente, Satanás los observa, se ríe y se burla de ellos”, predicaba.

Estas ideas se me ocurren ante el escándalo que rodea al ex Procurador General de la República. Su rostro, arrogante, todopoderoso, despectivo, mientras, estimulado por su mentor, el siniestro ex presidente Medina, injuriaba y denostaba a la doctora Mirian Germán Brito en una de las reuniones del Consejo Nacional de la Magistratura, una mujer que debe servir de ejemplo de lo que debe ser un funcionario público.

De aquel sujeto arrogante y todopoderoso, altanero y desdeñoso, ya no queda ni sombra. Así es como figura ahora, alicaído, devastado, acusado de crímenes innombrables, cuando le vimos salir esposado y custodiado por oficiales armados al servicio de la actual Procuraduría tras presentarse ante las autoridades.

Son muchos los años de cárcel que le esperan. Su prontuario delictivo mueve al horror ciudadano. Su expediente supera los cientos y cientos de páginas de los más inconcebibles desafueros, transgresiones, barbaridades.

La prensa nacional se ha hecho eco de un desfalco que supera con creces los miles de millones. Las pruebas de una conducta delictuosa que concita el asombro están contenidas en la voluminosa querella de los fiscales responsables del caso.

Espionaje, destrucción, borrado y uso indebido de expedientes, que eran suministrados a capos mafiosos, asesinos y gente vinculada con el tráfico de drogas y la corrupción por favores y dinero. Uso y robo de dineros públicos. Manipulación, espionaje, acoso, acechanza.
El prontuario es sencillamente monstruoso.

Al leerlo, horrorizado, pienso en mi hermana Zoila y lo que ella repetía: el demonio tienta y cuando se empieza a caer se burla de ti, se ríe a carcajadas y te señala con ojos y sonrisa sarcásticos. Ella insistía en el decir bíblico sobre las conductas que detesta Dios.

“Los ojos altivos, la lengua mentirosa, el corazón que máquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr hacia el mal, el testigo falso que habla mentiras, el que siembra discordia entre hermanos…” “Quien se enaltece será humillado”.



Etiquetas