La siguiente gran revolución tecnológica

La siguiente gran revolución tecnológica

La siguiente gran revolución tecnológica

José Armándo Tavárez, presidente Libertad Digital.

Actualmente, la generación de empleo es un tema candente en la República Dominicana, siendo un pilar fundamental en las políticas sociales del gobierno. Es vital que los gobiernos promuevan la creación de empleos formales. Sin embargo, frente a los recientes avances tecnológicos, surge una pregunta crucial: ¿cómo afectarán estos desarrollos el empleo en sus diversas facetas? ¿Podría la inteligencia artificial transformar radicalmente nuestra productividad y la manera en que obtenemos nuestros ingresos?

Una de las innovaciones más fascinantes es la de los robots diseñados para parecer y actuar como humanos, conocidos como androides. Estos dispositivos están intrínsecamente ligados a la inteligencia artificial (IA), que no solo permite su funcionamiento, sino que también facilita su evolución.

La IA dota a los androides de la capacidad para funcionar de manera autónoma, interactuar mediante voz y audio, y aprender y adaptarse a nuevos entornos con la ayuda de sensores y dispositivos de percepción avanzados. En esencia, la inteligencia artificial potencia las capacidades operativas de los androides, permitiéndoles integrarse en la sociedad simulando el comportamiento humano.

El impacto de estos dispositivos tecnológicos en el mercado laboral es aún impredecible. Imaginen un mundo donde las tareas operativas las realicen androides: ¿quién atenderá nuestros restaurantes, cuidará de nuestros ancianos, educará y jugará con nuestros hijos, o llevará a cabo procesos de construcción y manufactura? Si los androides asumen estas tareas, ¿cuál será nuestro rol?

En nuestro país, los robots ya están presentes en los procesos industriales de las empresas de zonas francas. Además, algunas instituciones académicas cuentan con laboratorios de mecatrónica y dispositivos robóticos para la formación de futuros ingenieros y profesionales. Aunque actualmente no tenemos las condiciones para desarrollar tecnologías de este tipo, podemos implementar políticas públicas que garanticen empleos de calidad para el futuro y establecer leyes que aseguren que los seres humanos permanezcan en el centro de los beneficios que estas tecnologías puedan ofrecer. Asegurémonos un futuro donde los androides sirvan a las personas, y no al contrario.