Bosch combatió a Balaguer

Bosch combatió a Balaguer

Bosch combatió a Balaguer

Matías Bosch, primer vicepresidente

Por Matías Bosch, abril 2016

No esperaba encontrarme, de nuevo, aún hoy, con otro texto argumentando que Bosch y Balaguer fueron aliados. Menos después que una connotada figura histórica, recientemente fallecida, señalara a Bosch como auténtico “calié” del dictador de los monstruosos Doce Años, autor de los mataderos electorales, presidente títere de la invasión yanqui.

En todo caso, Víctor Grimaldi, autor de libros sobre historia, y también de entrevistas históricas, escribió uno donde anuncia “pruebas” con calidad “científica” de “las alianzas políticas que caracterizaron las relaciones que mantuvieron el doctor Joaquín Balaguer y el líder que creó el PLD después de la desaparición de la dictadura trujillista el 30 de mayo de 1961”. (Artículo disponible en: http://elsoldelasamericas.com/la-primera-alianza-de-balaguer-y-bosch/).

Las aseveraciones de Grimaldi

De un total de seis aseveraciones sobre “alianzas” con Balaguer que Grimaldi le adjudica a Bosch, cuatro tienen que ver con el pacto electoral entre el PLD y el balaguerismo después de 1994; esto es, después que Bosch ya no era presidente ni candidato peledeísta. Otra aseveración se remonta a 1995, estando Bosch igualmente fuera de funciones en el PLD, y se refiere a un cumpleaños que Bosch no organizó. De más está decir que para aquel año el Alzheimer ya aquejaba a don Juan de manera notoria.

Quede claro: ninguna de esas actividades son adjudicables a Juan Bosch. Solo a partir de argumentos supuestos es que el autor, Víctor Grimaldi, puede afirmar que los “lazos” de Bosch con Balaguer se proyectan a las alianzas morado-coloradas hechas en 1996, 2004, 2012.  Hay que preguntarse hasta dónde se podría llegar de tal modo.

Que Grimaldi arguya que Bosch fue a las elecciones en 1966 con la estrategia de “perder” o acusar una supuesta participación simulada suya en 1994 —cosa que dice apoyándose en supuestos testimonios de Miguel Cocco—, solo son conjeturas, que no se sustentan en documento histórico alguno, ni tienen el menor rango “científico”. Y, peor aún, Grimaldi sabe perfectamente que en 1966 nadie ganó ni perdió, sino que aquello fue la inauguración de los mataderos electorales de Balaguer, un fraude colosal, así como sabe que Bosch participó a costa de sí mismo, en un acto de sacrificio patriótico, porque era la condición impuesta por los yanquis para dar como “legítimas” las elecciones y dejar el país que tenían ocupado desde el 28 de abril de 1965.

Lamentablemente, hay que decirlo: los dichos del artículo al que contesto aran en el surco que los enemigos de Bosch han trillado, es decir, toda la lucha de Bosch fue simulación, embuste y mentira, con el Pueblo dominicano de cordero atrapado en su inocencia. El famoso “enlazar para que otro ataje”. La trampa de las trampas. Estafa sin perdón.

Ahora, de las afirmaciones de Grimaldi nos va quedando una pendiente: aquella de que en 1962 Bosch conversó con Balaguer siendo este presidente, en Nueva York, y luego le envió un cable. Sin embargo, no se alcanza a ver dónde está el aporte de “pruebas científicas”, si ya en Crisis de la democracia de América en República Dominicana, libro publicado por Juan Bosch en 1964 (¡hace 52 años!), este dejó dicho muy claro:

“[…] el 13 de junio cablegrafiamos al doctor Joaquín Balaguer, Presidente de la República Dominicana, y al Presidente de la Comisión de la Organización de Estados Americanos que se hallaba en Santo Domingo, diciéndoles que si se daban garantías suficientes el Partido Revolucionario Dominicano trasladaría su equipo dirigente a la República Dominicana. Ambos contestaron inmediatamente; Balaguer, diciendo que daba garantías, y el Presidente de la Delegación de la OEA informando que había hablado con Balaguer, y que éste le había asegurado que el PRD tendría garantías para actuar”.

Que Grimaldi cite otro cable del 18 de octubre, dos días antes de la llegada de Juan Bosch, y que se sepa que hubo una conversación entre ambas figuras políticas en Nueva York, no devela una alianza, sino la voluntad política de Juan Bosch de llegar a Santo Domingo y encontrar una salida política a la situación postrujillo. Posiblemente también ayude a ver cómo Balaguer maniobraba en aquel escenario, entre el derrumbe del trujillato que lo tutelaba y el auge de los cívicos que arremetían con todo en contra suya.

De ahí que no haya un solo aporte nuevo de Grimaldi, ni tampoco una sola “prueba científica”. Tan solo se anima a asegurar que Balaguer llamó a sus dirigidos a votar por Bosch un año más tarde, en diciembre de 1962, y para eso únicamente refiere “las memorias de don Cucho, Virgilio Álvarez Pina, el padre del amigo Cuchito Álvarez”.

Ni una palabra, ni una letra ni un punto más. Así de simple para argumentar algo tan serio, nada más y nada menos que sobre Juan Bosch.

Entonces, ¿fue Bosch aliado de Balaguer?

Podría haber sido mucho más condimentado si Grimaldi añadiera, también, lo que Bosch hizo público en un discurso presidencial el 23 de abril de 1963, publicado al día siguiente en el periódico El Caribe:

“Hace unos días se ha comentado mucho que el Gobierno dio pasaporte al doctor Joaquín Balaguer. Sí señor, porque la Ley lo ordena. La Ley ordena que se dé pasaporte a los dominicanos y yo, que viví en el exilio muchos años —sin documentos, sin un papel que dijera que yo era dominicano— yo sé lo que es andar por esas tierras de Dios, como si se fuera un huérfano de la Patria. Todo dominicano tiene derecho a usar su pasaporte, y todo dominicano tiene derecho a vivir en su país. El que haya cometido algún acto impropio; el que sea perseguido de la justicia, cuando llegue aquí la Justicia lo llamará a rendir cuentas. Se nos dice comunistas porque hemos dejado entrar a los dominicanos comunistas que estaban exiliados. Ahora nos llamarán balagueristas, porque hemos entregado pasaporte a Balaguer. Pero, el día de mañana, cuando las pasiones de hoy no estén actuando, no estén moviendo a los hombres, los dominicanos no nos llamarán ni comunistas ni balagueristas. Dirán que este Gobierno fue un Gobierno que cumplió con la Ley, fue un Gobierno que no tenía amigos ni enemigos”.

Pero, como se ve, no es suficiente. Lo citado hasta ahora fueron actos limpios, legales y sobre todo transparentes en sus medios y en sus fines. Conocidos públicamente en su día y lugar. Y no concuerdan para nada con una alianza política y ni siquiera electoral. Pues, según el Diccionario de la Lengua Española, “alianza” es la “unión de cosas que concurren a un mismo fin”.

Tiene toda la razón Grimaldi cuando afirma que el PLD (desde 1994) y el balaguerismo-reformismo han caminado hacia un mismo fin; pero antes de esto ¿cuál fin unió a Balaguer y Bosch para poder afirmar que fueron “aliados”? Que Balaguer haya llamado a votar por Bosch en 1962 en vez de dejar el camino libre a su archienemigo, la UCN (a cuyas conspiraciones para dar un golpe de Estado “blando” ni Bosch ni el PRD se habían prestado), es un dato, no es “prueba científica” de nada de lo que Grimaldi pretende demostrar.

Lo que sí se puede constatar en todos los materiales de Juan Bosch disponibles en los archivos de prensa nacional, y en los cuarenta tomos de sus Obras completas, es una actitud muy clara frente a Balaguer y al balaguerismo.

Bosch llama al balaguerismo “una forma de servicio oligárquico al imperialismo. No es una ideología ni una posición política”. Asimismo, afirma que “el plan del Dr. Balaguer es quedarse en el poder mientras tenga vida […], llevando a cabo cada cuatro años un matadero electoral […]. El Dr. Balaguer es un hombre que tiene mucho miedo político, que tiene un miedo muy grande de tocar a los poderosos, de herirlos, especialmente si esos poderosos son norteamericanos […].  Es decir, el Dr. Balaguer tiene mucho miedo político y no se atreve a pensar siquiera en la posibilidad de tocar las tierras de la Gulf and Western […] el Dr. Balaguer quiere vivir en la ilegalidad”.

Para Bosch, en resumen, el Dr. Balaguer fue “un atrasado políticamente, que usa el poder para su provecho político”.

Lo que sí hizo Bosch

Lo que sí hizo Bosch, y asombra que Grimaldi no lo mencione, habiendo sido estrecho colaborador suyo y autor de investigaciones históricas, fue luchar denodadamente contra el régimen de retroceso ético, moral, político, económico y social que se impuso en República Dominicana después de 1965, incluyendo los gobiernos de Joaquín Balaguer.

“Yo tengo que luchar por este pueblo —dice Bosch en una entrevista—. Tengo que luchar para ver cómo este pueblo se libera de todos los males que lo agobian, de la miseria, de la ignorancia, de la dependencia, del engaño a que lo someten constantemente.  Y en otra señala: “Mientras yo esté vivo, me vencerán, me pueden vencer en cien batallas, pero la guerra sigue y mientras esté vivo, estaré luchando”.

Para eso la creación del PLD, para “servir al Pueblo” y conseguir su liberación nacional. Y por eso la lucha denodada por triunfar, hasta lograrlo en 1990. De aquella batalla épica Grimaldi recuerda la frase “fraude electoral”, y lo considera solamente como un intento de algunos dirigentes por “convencer” a Juan Bosch de que algo extraño estaba ocurriendo.

Para cerrar este texto, para recordar que Bosch no era aliado sino combatiente frontal contra Joaquín Balaguer; que su ejemplo no tiene nada que ver con lo que otros hagan mal en su nombre; y que 1990 era una batalla decisiva por esta Patria trampeada y saqueada, valga la pena recordarle a Víctor Grimaldi y al Pueblo dominicano lo que aquella tarde del 17 de mayo de 1990 dijo Juan Bosch frente a la prensa nacional:

“Traigo a esta rueda de prensa un ejemplar del periódico La Noticia salido esta tarde, hace apenas una hora, en el cual leemos en la página número tres, este párrafo: “El Dr. Joaquín Balaguer, postulado por los partidos Reformista Social Cristiano, La Estructura, Quisqueyano Demócrata, Nacional de Veteranos Civiles y Democrático Institucional, aventaja este mediodía —es decir, hoy al mediodía—, a Juan Bosch, su principal contendor, con 2,626 votos, de un total de 2,240 mesas computadas, conforme números fríos contentivos en el boletín número seis, emitido a las once y quince minutos de la mañana de hoy por la Junta Central Electoral”.

Denunciamos esto como un fraude colosal, cometido por la Junta Central Electoral, para servir los planes reeleccionistas del Dr. Joaquín Balaguer. Esta declaración ya constituye por sí sola una afirmación del tribunal superior electoral de este país de que el Dr. Joaquín Balaguer ha sido reelegido, y como eso no es verdad anunciamos que el Partido de la Liberación Dominicana va a salir a las calles para proclamar ante el Pueblo que ha sido estafado, y que la Junta Central Electoral, conjuntamente con el Dr. Joaquín Balaguer y con los funcionarios, altos funcionarios de su gobierno, han estafado la voluntad popular, y que no estamos dispuestos a aceptar eso de ninguna manera, ya la noticia, esa noticia está circulando fuera del país, desde España se ha hecho una llamada aquí preguntando si es cierto que el Dr. Balaguer fue el que ganó las elecciones. Estoy a las órdenes de ustedes para lo que quieren preguntar […].

[…] Para mañana nosotros estaremos listos para salir con el Pueblo a las calles ocurra lo que ocurra; personalmente en mi caso, yo tengo una vida hecha, una obra hecha de escritor, una obra hecha de político, de manera que lo que me queda a mí de vida no va a servir para nada si yo acepto este fraude colosal en perjuicio del Pueblo, y conmigo el Partido de la Liberación Dominicana.

Así pues, en este momento declaro que la hora crítica provocada por este fraude colosal, que ha sido llevado a cabo en complicidad por el Gobierno y la Junta Central Electoral, yo escojo el papel de José Martí”.

En resumen, tal y como le he dicho al propio Víctor Grimaldi por correo electrónico personal: 1) se está presentando a Juan Bosch como alguien que en la práctica jugaba a ser oponente de Balaguer mientras en realidad era su aliado, lo cual lo deja como un tramposo y un estafador imperdonable en la Historia, y 2) enmarca a Juan Bosch como cimiento de una alianza con el balaguerismo-reformismo de la cual deben hacerse cargo quienes tomaron el timón a partir de 1994; no Bosch, cuyas últimas batallas las hizo precisamente contra Balaguer, comprometido en cuerpo y alma, sin que ello le impidiera nunca ser el gran político, táctico y estratega que fue.

Que la Historia no sea inventada, retorcida ni manipulada. Sepa cada quién el papel que decidió jugar a partir de ese minuto. Cada quién júzguese por sus frutos y hágase cargo de sus actos.