Violencia contra la mujer, cosa de hombres

Violencia contra la mujer, cosa de hombres

Violencia contra la mujer, cosa de hombres

En los últimos tiempos escuchamos un mensaje publicitario del Ministerio de la Mujer, que dirige la dinámica y activa Janet Camilo, mujer de muchas batallas y claras propuestas, sobre lo que, sin dudas, parece ya una epidemia social: la violencia contra la mujer.

Es interesante saber que distintas instituciones en el país expresan preocupación e intentan poner un granito de arena en una lucha, que no parece arrojar resultados positivos, porque cada vez es mayor el número de muertes y otras agresiones a mujeres por parte de compañeros o ex compañeros sentimentales. Y hay que preguntarse ¿qué ha fallado?

El Ministerio de la Mujer, creado originalmente por decreto en 1982 como Dirección general de Promoción de la Mujer y convertida posteriormente en Secretaría de Estado, por la Ley 86-99, hasta la Constitución del año 2010, es la institución creadora de las políticas públicas a favor del sector que supera el 50 % de la población dominicana.

Ah, pero, desde esa institución nos sorprenden con expresiones que generan confusión sobre el enfoque que tendría que ser adoptado para enfrentar con éxito el angustiante y sofocante estado de violencia contra la mujer.

No entiendo, cómo podemos decir que “detener la violencia contra la mujer es también cosa de hombres”… y añade el mensaje, “el hombre es admirado, no odiado”, como si tuviéramos que convencer a alguien de una superioridad que no debe existir.

Los demás grupos sociales, cada ser, cada familia, cada niño, cada niña, cada mujer, cada policía, cada fiscal, cada juez, cada médico, debe “también” colaborar para detener esta violencia, que coloca a la República Dominicana entre los países de mayor índice de feminicidios en el mundo, una posición nada envidiable ni respetable.

El criterio sobre la necesidad de una respuesta integral pública, social y familiar al gravísimo drama de los feminicidios no puede seguir esperando. Ha llegado el momento de llamarle al pan, pan y al vino, vino.

Si bien es cierto que las mujeres deben “empoderarse”, prepararse, autovalorarse, no es menos que los hombres deben comportarse y respetar, sin condicionantes, sin justificaciones para no hacerlo, sean admirados o no. No más feminicidios. ¡Por Dios!



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