Vienen los camaleones

Vienen los camaleones

Vienen los camaleones

Lo usual en el código de los farsantes es desdoblarse bajo las máscaras simbólicas, a fin de encubrir, con algo llamativo, el rostro verdadero. Es un oficio difícil cuando la cotidianidad ha tallado, ya, los perfiles públicos, pero la hipocresía no repara en formalidades y se aferra a las técnicas de imagen y a las fracturas de la memoria.

Abrir en la conciencia votante nuevas expectativas, hablando desde las losas del cementerio donde han sido enterradas, es oficio de expertos vendedores de ilusiones, magos del mensaje subliminal y el histrionismo.

La clave primera parece ser desresponsabilzarse. Aparecer como distantes de la gestión que ellos mismos encarnan y de la cual drenan, ilícitamente, las riquezas que exhiben opulentas. Una parte de esa enorme riqueza la “reinvierten” en la campaña que llevan a cabo.

Por el contenido del discurso pareciera que hablan desde la oposición. Quieren presentarse ajenos a las consecuencias de sus propias políticas de pillaje, malversación, impotencia y asistencialismo, que es el triste destino asignado al Presupuesto Público de la Nación.

Intentan falsamente vender perfiles propios aquellos que se han pasado la vida acreditando su éxito a las “virtudes” del “Partido” y, peor aún, actuando como borregos de retaguardia que condicionaban su participación a si su jefe violaba la Constitución. En ese caso, ellos serían obediente manada.

Este servilismo asqueante, está justificado en la extensión de los privilegios que una eventual reelección suponía. Nada hay de obediencia al liderazgo o la cohesión partidaria, más bien obediencia al temor.

Para liberarse de las secuelas del gobierno y del Partido, ahora hay que presentarse como un mesías. “Yo no robaré, priorizaré la salud, el salario, e incrementaré gradualmente el presupuesto de Educación para asegurar y superar el 4% del PIB, dijo Danilo Medina en Santiago el Sábado 16 de abril.” Dijo también que “quiere ser un presidente ético y moral”.

Es una burla grotesca. Ese señor tiene la mayoría de los diputados en la cámara baja. Todos se opusieron al cumplimiento del 4 % para Educación, y se prestaron a reducir 383 millones de pesos del presupuesto a ese Ministerio y más de 300 millones al de salud, al final del 2010, por obediencia a las exigencias del Fondo Monetario Internacional.

No han desarrollado una sola iniciativa sobre el aumento salarial. En relación a lo ético y moral, sólo con permitir que Felucho Jiménez tuviera una actuación sobresaliente en la motivación de su candidatura retrata de cuerpo entero lo que sería su hipotético gobierno.

Estos señores son tan desvergonzados que se alarman de los índices de fracaso que ellos mismos han causado y vuelven como eternos loros a repetir las arengas de guerra a la deuda social que ellos engendran.

Eso no será diferente en los candidatos de los demás partidos tradicionales. La misma operación estética se hará Hipólito para intentar la resurrección. Confían en la desmemoria colectiva, en el olvido social, pero por más brincos que den y por más colores que asuman, seguirán siendo los símbolos del mimetismo. Ahí están a la vista, vienen disfrazados, vienen pintados de otros colores, simulan barrancolíes, pero son camaleones.

Vienen los camaleones, pero vienen también los auténticos, los trabajadores, los productores, los campesinos, los luchadores, los profesionales, los estudiantes, los desempleados, los probados en el sacrificio y en la honra. Viene el viento del pueblo laborioso con fuerza huracanada a barrer la injusticia, la inequidad, la corrupción, la impunidad, la miseria y el hambre vergonzantes.

Viene el sol luminoso del cambio a redimir la vieja e incansable esperanza. Viene el Frente Amplio.



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