Al conocerse este martes la trágica noticia de los asesinatos del alcalde del municipio Santo Domingo Este, Juan de los Santos, su guardaespaldas y el suicidio del presunto homicida, se pone de manifiesto una vez más la preocupación éticas que genera la publicación de imágenes que violentan la dignidad de una persona aún después de muerta.

¿Es necesario que se publiquen imágenes tan crudas solo para general rating y satisfacer el morbo de unos cuantos?

Quizás algunos justifiquen su acción con el triste argumento de que los medios de comunicación “no están para dosificar la realidad… están para contar lo que ocurre y lo que ocurre es eso», como dijo en una oportunidad el subdirector del periódico español El Mundo, Javier Gómez, al ser cuestionado con relación a la publicación de las desconcertadas imágenes de un niño refugiado ahogado en una playa de Turquía.

¡Hasta donde hemos llegado! Ya es hora de que empecemos a respetar no solo la dignidad de los muertos, sino también poner nuestro granito de arena para mitigar el inmenso dolor que provoca a los familiares ver las imágenes de la muerte de sus seres queridos en un medio de comunicación.

Como bien publica el periodista y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UAM), Héctor Villarreal: “La dignidad humana permite fundamentar que hay derechos de la persona que trascienden a su fallecimiento. El tratamiento decoroso de su cadáver y restos es un derecho que debemos de respetar”.

¡Aprendamos de una vez y por todas a respetarlo!