Con la denominada “pobre” actuación en los Juegos Panamericanos de Toronto, mucha gente con marcado interés quiere pescar en río revuelto.

Ese ha sido un método que ha dado resultado para los intereses de los que entienden que un enfrentamiento deja a sus dividendos, en este caso de todo tipo, más beneficios que lograr, en la medida de lo posible, algunos puntos de avenencia y armonizar.

Para nadie es un secreto que en las próximas horas es casi seguro que se desatarán “los demonios” en el sector deporte.

Empero, muy pocos, ante la grave sequía que afecta el país, aunque ayer cayó un fuerte aguacero en la capital, se atreven a tomar partido en uno u otro bando, para no correr el peligro de quedar varados con todo y embarcaciones.

Antes que incitar a la “guerra”, el deporte necesita de análisis y diálogo de todas las partes, porque la historia de enfrentamientos no ha dejado nada positivo , pero sí heridas que nunca han podido cicatrizar.

En un país donde definitivamente “ná e ná” y no hay seguridad por la vida, es imprudente en estos momentos iniciar un choque en el deporte, sector que debe ser un ejemplo de unidad y cooperación.