El país vive un proceso económico que debe apoyarse en la construcción y empalme de muchas carreteras. Hace poco concluyó una iniciativa Cibao-Sur, que une las dos regiones a través de las provincias Monseñor Nouel y San José de Ocoa.

Un diario nacional publica una foto que ilustra el comportamiento del flujo que actualmente tiene esa carretera: un hombre a caballo, tres motores y dos vehículos se ven transitando. La imagen refleja la realidad económica que vive el país en esa zona en el primer cuarto del siglo veintiuno.

Indudablemente que esa imagen todavía no refleja el empuje económico de la regiones privilegiadas, pero tampoco del país. En realidad, como usualmente sucede, solo se inauguró un tramo, ya que faltan varios kilómetros por terminar entre las carreteras Sánchez y Duarte para ponerla en funcionamiento.

La carretera incidirá en el desarrollo de esa región. Se convertirá en la salida idónea para productos, y de paso ayudará al florecimiento de empacadoras de vegetales, que ya cuentan con un mercado seguro en Estados Unidos y varios países de la región.

La inversión está hecha.

Hay que esperar por ese desarrollo prometido, y que deberá ser apuntalado con otras inversiones colaterales que tendrá que hacer el Gobierno. La región, a través de cooperativas de agricultores y empresarios exportadores, espera por esas inversiones.