El poder y la política, a propósito de las Altas Cortes

El poder y la política, a propósito de las Altas Cortes

El poder y la política, a propósito de las Altas Cortes

A menudo vemos representantes de sectores políticos, económicos y sociales enrostrarse entre si el rechazo a determinadas acciones e intento de devaluar afirmaciones y procesos bajo el alegato de que son políticas. ¿Pero, qué es  lo político que tanto contamina y asquea?  El objeto de la política es el poder y el poder no es sólo político, es también social y económico. Elementos como el conocimiento y la moral pueden considerarse, pero no como factores constitutivos, sino supletorios, porque la dimensión de su valor será siempre determinado por los primeros.

Reducir las tres piedras del fogón donde se cuece el poder, a lo político, marginando lo económico y lo social es equivalente a reducir vulgarmente al Estado (máxima expresión de poder en una sociedad organizada)  a las acciones del gobierno.

Un principio del viejo marxismo concluye que, lo económico es determinante en última instancia  en la construcción del poder fáctico o de hecho.  

La sociedad civil es parte del Estado, latus sensus, su misión es presionar equilibrio en las acciones del Estado, estrictus sensus, que es el administrador de poderes.

Los partidos políticos son la escalinata por donde se asciende al poder político. Los gremios, asociaciones profesionales, empresariales, sindicatos, iglesias y otras múltiples formas de agruparse para buscar beneficios materiales o espirituales, en un encuadramiento colectivo, son formas de buscar empoderamiento social o económico sin un fin hacia el poder político, aunque el poder social puede cooptativamente crear condiciones para saltar al poder político.

Como en una carrera  maratón la vida va colocando corredores en el camino, que se van quedando a voluntad en las paradas que consideran convenientes, otros que gustan de la competencia se mantienen en la pista, el ganador del evento será siempre alguien que entró al ruedo.

En la lucha por el control y por el equilibrio de poderes los roles pueden distorsionarse, por lo que grupos de la sociedad civil, pretenden asumir el papel de trazadores de pautas sobre lo que hay que hacer desde el poder, cuando su misión  es fiscalizar o criticar lo que se hace mal o lo que no se hace, estando claro de su rol intentan confundirnos, saliéndose de su caja de bateo, a veces sirviendo a intereses muy particulares.  Hasta cuando gente listas y sagaces estarán jugando a la tontera colectiva, o intentando vacunarnos con una dosis de idiotez.  

El que se empodera económicamente quiere reconocimiento social, el que tiene reconocimiento social maneja un poder real y puede aspirar al reconocimiento político, pero la política es de los que la trabajan y se la juegan por el poder amplio que siempre será político. La super-estuctura de la sociedad es jurídico-política, y en esa eterna pelotera los árbitros jamás serán beisbolistas y menos del público común. Para comer pescado hay que comprarlo o mojarse el trasero. A los miembros de las Altas Cortes, meritorios todos, sólo puedo pedirles que sean equilibrados y juiciosos, su mayor aporte a la República Dominicana.



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