En la República Dominicana y en todos los países donde existe la oferta y la demanda, todos somos consumidores. En tal sentido hay una razón poderosa para que exista un “Día Mundial de los Derechos del Consumidor”, aunque en el país, como en ninguna otra parte del planeta, se lesione y vulnere olímpicamente ese derecho del consumidor.

El más grave de todos es que el consumidor, tan pronto paga, pierde todo el derecho sobre el dinero pagado por una mercancía defectuosa o que quiere devolver por cualquier razón.

Las tiendas del país no devuelven dinero, no acreditan dicho pago a la cuenta personal del cliente. El cliente no tiene derecho a reclamar su dinero; y cada día esa práctica es más abusiva.

A lo sumo, el consumidor, luego de reclamar con energía, tiene derecho a una nota de crédito para comprar otro producto de inmediato o en un plazo establecido por la tienda que extiende el documento.

De manera que en materia de reclamo de derechos del consumidor la República Dominicana es un país donde cuesta avanzar. Sobre todo que hablar sobre el tema es clamar en el desierto, sin organismos y autoridad reconocidos que abogue por los clientes y los consumidores.

De manera que como efeméride podremos hacer, tal como se hizo en su día, una ofrenda florar en el Altar de la Patria; y seguir reclamando porque en la vida real, donde se paga con dinero, se pueda contar en algún momento con un verdadero respeto a la inmensa mayoría de los dominicanos, que somos los consumidores.