Apagones y esperanza

Apagones y esperanza

Apagones y esperanza

¿Qué área de la economía afecta de manera más sensible la falta del servicio de energía eléctrica? La pregunta se viene haciendo de distintas formas, desde el siglo pasado; y todavía el país sufre los efectos de un mal que se incrementa con los años.

Y aumenta porque no es lo mismo el servicio eléctrico del siglo pasado que ahora, en pleno siglo veintiuno, donde hay una demanda más viva y constante, que incluye empresas que trabajan las 24 horas del día con personal rotativo. Incluso, ya contamos en el país con cadenas de supermercados que laboran con horario extendido.

De manera que la cadena de daños colaterales, por la falta de energía eléctrica, se ha extendido a diversas áreas de la economía dominicana en toda la geografía nacional.

Hace poco un ciudadano llevó a una empresa distribuidora de energía eléctrica un recipiente que contenía diversos paquetes de carne para el consumo humano en estado avanzado de putrefacción. Se le dañó la carne fruto de la tanda de apagones en el sector donde vive.

Eso solo se hace bajo un estado de gran indignación e impotencia. Se trata de uno de los miles de casos de dominicanos vencidos por un Estado que no garantiza mínimamente el servicio continuo de energía eléctrica.

Y ante esta realidad, ¿hay solución eficaz y total? La esperanza es indestructible. Habrá que esperar.



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