Un mundo acelerado

Un mundo acelerado

Un mundo acelerado

Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

Vivimos en tiempos en que se nos empujan a ser mejores y hacer más. Definitivamente es la época del tener “más” y hacerlo más rápido. Estamos viviendo en un mundo donde la prisa se ha convertido en un estilo de vida.

Hace unos días me detuve a mirar un vídeo en Instagram que retrataba la vida que están asumiendo las nuevas generaciones y obligando a sumarse a los no tan jóvenes.

Literalmente, el creador de este post entregó una secuencia de las rutinas más comunes de nuestro día a día y las presentó como una carrera.

Su protagonista realizaba todo, hasta dormir, corriendo, como una forma de llamar la atención de lo que hacemos y en qué nos estamos convirtiendo.

Cuánta gente anda corriendo de un lado para otro, muchas veces sin saber a dónde, simplemente por seguir la corriente. Las ciudades se han vuelto caóticas, pobladas de gente con prisa, que caminan y conducen como locos porque necesitan llegar con urgencia a su destino.

Ahora quiero preguntarles: ¿Han calculado cuánto tiempo ganan cuando van a toda velocidad? ¿Han valorado qué pueden perder por esa rapidez? ¿Creen que ‘con rapidez’ es la única manera de hacer las cosas? ¿Eres de esos que puede reconocer que, en algún momento, esa “prisa” los ha llevado a cometer errores, tomar malas decisiones, sufrir un accidente o perder, como dice el dicho, “lo más por lo menos”?

Son interrogantes válidas que nos pueden ayudar a replantear la forma que hemos adoptado para nuestras diarias 24 horas. Y tal vez, si te detienes a pensar un poco podrás entender que “la prisa no es un valor añadido. Nadie es mejor profesional ni mejor persona porque vaya rápido a todos sitios o haga las cosas a la carrera”.

Recordemos las sabias palabras “vísteme despacio, que voy de prisa”, atribuidas a Napoleón Bonaparte, que nos enseñan que hay que tomarse su tiempo para evitar cometer errores, porque “la mayoría de las veces, ir deprisa no implica, necesariamente, caminar más rápido o pensar de forma más ágil… significa estar y sentirse internamente acelerado”. Y estar acelerado no es precisamente algo bueno.

No dejes que las prisas te controlen, valora si necesitas ir de prisa siempre o si podrías hacer lo mismo a otro ritmo la mayoría de las veces.