Un año con fluctuaciones económicas

Un año con fluctuaciones económicas

Un año con fluctuaciones económicas

Daris Javier Cuevas, columnista en el periódico El Día.

Desde una perspectiva macroeconómica, históricamente, no existe un consenso general sobre la naturaleza de las fluctuaciones económicas, razón por la que siempre generan discrepancias acerca de las causas de esta y las incertidumbres que rodea la actividad económica. Por tales razones, los economistas están conscientes que los grandes tumbos macroeconómicos modifican las percepciones individuales y agregadas de riqueza, progreso.

La crisis actual ha desfigurado los elementos relevantes de los esquemas y criterios de política económica habituales que, hasta hace poco, eran una especie de axioma en la economía. La administración del actual gobierno dominicano se inició bajo la presunción sobreentendida en los criterios de gestión fiscal y monetaria de que el sector privado efectúa evaluaciones correctas de riesgos, en cualquier circunstancia.

A la luz de la razón, ninguna crisis económica, y sanitaria como la actual, puede tratarse como un fenómeno rutinario ya que esta siempre perturba planes y motivan revisiones observables por la interpretación y criterios de decisión de los agentes económicos, la sociedad y analistas, diferentes a las del gobierno. Da la sensación que el gobierno dominicano no se ha preocupado por entender que las perturbaciones económicas por la que se transita tienen su epicentro a escala global, con una propagación al conjunto de las economías del mundo, y en el que ya es evidente un agotamiento de los recursos de política macroeconómica puestos en juego para afrontar las repercusiones de la crisis  y sus impactos recesivos.

Bajo el enfoque planteado es relevante precisar que las fluctuaciones económicas se observan con la presencia de simples aceleraciones y desaceleraciones en el crecimiento de la economía de manera puntual. En efecto, los indicadores macroeconómicos muestran que durante marzo-abril del 2020, la economía dominicana registró una desaceleración brutal, cerrando el año con la peor contracción de las últimas tres décadas con una caída del PIB de -6,5% para una recesión inocultable.

Obviamente, la crisis económica actual es fruto de la pandemia del COVID-19, el cual ha deteriorado los indicadores sanitarios, económicos y sociales de la Republica dominicana con una profundidad sin precedentes. El descubrimiento de la vacuna a escala global hizo posible que en febrero del 2021 se inicie el plan de vacunación, a nivel local, lo que se tradujo en un atenuante para crear las condiciones para la reactivación económica.

Ponderando la realidad descrita se puede afirmar que varios sectores de la economía dominicana iniciaron su reactivación, aunque otros como el turismo reflejan su rezago, mientras que las empresas quebradas no han podido recuperarse. Por tales razones, durante el periodo Marzo-Julio 2021 es notable el dinamismo en los sectores de la economía y los efectos de las remesas y la emisión de deuda soberana.

Conforme con la teoría de las fluctuaciones económicas, cuando una economía entra en recesión, con el tiempo se recupera por si misma siempre y cuando los niveles de inflación, la tasa de crecimiento del PIB y el crecimiento de los empleos se coloquen a los niveles previo a la recesión. Si se considera que la inflación ha superado los dos dígitos, la economía no muestra su potencialidad de crecimiento y 300 mil empleos perdidos, a los que se suman los 64 mil desvinculados de las instituciones gubernamentales, entonces, la recuperación de la economía aun sigue como asignatura pendiente.

Durante su primer año de gobierno, el presidente Luis Abinader no ha dado se señales claras de cuales son los objetivos de política económica que se procuran alcanzar y lo que se interpreta es la pretensión de impulsar un modelo de corte neoliberal confuso. Por demás preocupa el perfil del coeficiente endeudamiento público de 72,4%, algo insostenible y de alto riesgo de cara al futuro inmediato.

Es justo reconocer que la pandemia del COVID-19 ha trastornado las intenciones que pueda tener el gobernante dominicano y una economía fluctuante. en tal virtud, la prudencia invita a reflexionar sobre la magnitud de la crisis y descontinuar el conformismo con cifras infladas, solo así se pueden adoptar las medidas pertinentes para enfrentar el complejo escenario por el que se transita.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD

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