Soto, ¿es o no un penco?

Soto, ¿es o no un penco?

Soto, ¿es o no un penco?

Hugo López Morrobel

Cada día se escribe una historia distinta en el terreno de juego. Las canchas son prolíferas en convertir de un momento de otro a un héroe en villano, o viceversa, y transformarse de la noche a la mañana en un “penco”, según lo que usted entienda, cae como anillo al dedo, de acuerdo a una región en particular.

En mis años de adolescencia, un “penco” de hombre o mujer era “una persona capaz de comerse a un león”, un individuo extraordinario, apto para fundir a un “becerro de oro” solo con la mirada, pero en otros casos, un “penco” se identifica como un caballo sin fuerzas y desvalido para realizar las labores productivas de tiempos idos.

Pero mientras, siguen las interpretaciones sobre el uso de ese término, que ha tomado un interés inusitado tras ser empleado por el presidente Danilo Medina en su discurso de “desquite” al pronunciado por Leonel Fernández, 24 horas antes.

Ahora, de lo que estoy completamente seguro , sin importar las aserciones, es que Juan Soto, con un trabajo que asombra a los más incrédulos, se ha convertido en un “penco, penco”, en especial tras su soberbia actuación en toda la temporada.

En el primer partido, con los vaticinios en contra ante los Astros, este “muchachito” sorprendió al echarse sobre sus hombros a los Nacionales, constituyéndose en la clave de una primera victoria en casa del rival.

Tómelo y dele el sentido que usted quiera, pero Soto demostró que es un “diablo a caballo”, o si usted lo prefiere, un “penco”.

Pero al final de cuentas, lo cierto es que Juan Soto, de acuerdo a lo que viene realizando, nos deparará muchos momentos inolvidables en el terreno de juego.



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