Frente a la vulnerabilidad y lo que esta supone, los individuos deberían tener activos o recursos que les permitan enfrentar posibles choques adversos, de ahí la conexión con la protección social y las políticas públicas.

Esta vinculación se asocia al carácter predictivo de la vulnerabilidad en cuanto a la posibilidad de pronosticar situaciones a las que se tiene que hacer frente para prevenir otras situaciones como son la pobreza, el hambre o la enfermedad.

Desde la protección social, prestar atención a la vulnerabilidad cobra sentido desde el punto de vista ético por diversas razones: el fin mismo de la protección social, el avance del desarrollo y el fortalecimiento de la resiliencia humana y social.

El fin primordial de la protección social es ayudar a las personas a manejar el riesgo. Si la vulnerabilidad se vincula al riesgo en el que pueden encontrarse los individuos o colectivos por situaciones que escapan de su control, las intervenciones estatales deben crear en ellos la resiliencia necesaria para sobreponerse del hecho adverso en caso de que ocurra.

Una pregunta útil de abordar sería cómo la protección social puede crear resiliencia en los vulnerables en cuanto a manejo del riesgo. La respuesta se vincula a acciones de apoyo estatal, protección de activos, restitución de medios de vida, en conclusión, recuperación frente a la adversidad.

Uno de los principales factores asociados al riesgo que cada vez es más generalizado es el cambio climático. El hombre como fuerza destructora de la naturaleza y su daño al medio ambiente ha incrementado en las últimas décadas, la posibilidad de ocurrencia de fenómenos como los huracanes, terremotos, sequías, entre otros aumentando la posibilidad de que las personas se encuentren en situaciones de vulnerabilidad medioambiental.

Las acciones de los gobiernos frente a los choques climáticos, además de reactivas deben ser preventivas en cuanto asegurar que la población pueda sobreponerse al riesgo y no caer en situaciones de desprotección.

Un enfoque que se está planteando frente a la vulnerabilidad de los seres humanos ante el cambio climático, los choques adversos y la pobreza, es universalizar los apoyos económicos gubernamentales a toda la población. Especialmente a los hogares con hijos menores a los fines de prevenir la pobreza infantil y asegurar capital humano.