El hombre pre-humano

El hombre pre-humano

El hombre pre-humano

La colonia del zoo-humano desde hace un siglo (1914-2015) multiplicándose prolíferamente ha cambiado el entorno de nuestro hábitat sin cambiar básicamente nuestra naturaleza, atrapada en una más lenta evolución antropológica que nos mantiene atados al primate original, por vía de los instinto, a pesar de nuestras potencialidades cerebrales y otras, obstruidas por el desfogue de nuestras violencias irracionales y emotivas dominantes en nuestra psicología más fuertes que la razón.

Este escollo evolutivo de nuestra especie parece descartar a las ideologías como causa de nuestras macro-riñas históricas, tanto como a las contradicciones socio-económica existentes como motores absolutos de la historia y puede que sean estos, meros medios adoptados en el proceso de la transición del animal humano que todavía somos, viviendo oscilando inestablemente entre periodos de auto-extinción y otros de optimismo y esperanza.

Es por lo que vale vivir defendiendo el desarrollo de nuestro proceso evolutivo haciendo todo lo que nos humanice, pero esa mutación cultural y psicológica es biológica, diferente en grados en cada cual.

La percepción que nos hagamos del mundo, de los demás y propia, hace la másnotoria diferencia entre nosotros los humanos. Si un día puedes verla, ahí está la diversidad.

La realidad no solo se expresa en dos polos o principios opuestos. La verdad, que es como la describiera Ferdinand La Salle, es más de los que vemos, podemos ver y conocemos con nuestras inteligencia y saber racional actual, las que vamos presintiendo, imaginándolas, experimentando, según se nos acercan cambiando la percepción de la realidad del mundo de la verdad que seamos aptos para conocer.

Todo tiempo presente que es fugaz para quienes vivimos, es una doble lucha simultánea con el pasado y con el futuro que es una ficción o irrealidad inexorable, la que según se hace tangible absorbe de lo que antes que ella nació y fue joven todo lo útil.

Así se concatena la unicidad de toda la vida natural en la que nada ni nadie está demás y permanece reasimilándose como partícula al todo de la energía que diversificada en diferentes formas se especializa en nuestro maravillo planeta.

Los humanos nos dignificamos. Una acción evanescente opuesta a la humildad proactiva. ¿Cuál es el origen de nuestro evanecimiento y envanescimiento? Puesto que todo tiene una función que le da valor, cual es el de la dignidad?

Para que nos sirve?; sobre todo cuando no tenemos un criterio común conscientemente asimilado sobre de ello, con excepción del sentido de supremacía con lo que nos envanescemos, siendo objeto de un difuso culto promotor de orgullo, raíz de un frondoso pero venenoso y cruento árbol, móvil dentro del zoo-humano, el de la vanidad.

¿Es eso o debe ser ese el motivo y razón de la vida o debemos asignarle un nuevo sentido a la idea de dignidad como condición universal humana e igualitaria, amada desde antes de nacer? La dignidad de la condición humana en la que pienso, es la que nunca nos niegue y siempre superándonos nos reafirme, despidiéndonos afectuosamente del primate del cual debemos independizarnos.

La dignidad de la condición humana nueva, en lo que seas y creas, bajo depresión nunca la niegues, cual sea. Esta presión es violencia incompatible con la libertad, el primer perfil del hombre como especie, que si se rebaja o enajena mutila todos los demás y los derechos generales.

Es la razón por la que en ese sentido pasa lo que nos pasa, y por lo que rechazamos a veces lo que nos conviene, si percibimos la imposición autoritaria.

Pero por igual, como los científicos, nunca digamos no! a priori. Dudemos hasta de lo íntimamente más cierto, abriendo puertas y ventanas, para no enfermar de estrés o claustrofobia; ni petrificarnos mirando hacia atrás, una de las lecciones que temprano aprendimos contra el retroceso hacia el inframundo cuando discutíamos en las enseñanzas antiguas del bachillerato las leyendas de Teseo, quien pierde a su amada recuperada entre los muertos, convertida en un terrón de sal cuando salía de las tenebrosas profundidades hacia las luz de la vida, solo por mirar hacia atrás, lo que le estaba prohibido.

En América en general debemos seguir el camino de la historia con sus hechos sin copiar los absolutismos autoritarios que condenan al mundo, condenándonos nosotros mismos al maniqueísmo que producimos. El mundo que significa jardín, diversidad está llamando al humano que poseemos para que lo exploremos a la luz nueva de los hechos de cada día. Confiemos, nada ocurre para mal.

Nota: Este artículo extracta tesis e ideas de mi libro sin editar, 2020-2030; El Desafío Continental, contra el autoritarismo; en el proceso socio-económico y político nuevo; apropósito de la geopolítica en el continente. La historia y la evolución no tienen retrocesos.



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