Economía y educación

Economía y educación

Economía y educación

Antonio Ciriaco Cruz

La educación es mucho más que una buena inversión. La educación tiene el potencial para transformar el futuro: amplía las oportunidades, permite el ejercicio de los derechos humanos, refuerza la inclusión y la cohesión social, fomenta la cultura y la creatividad y promueve el crecimiento económico.

Una eficiente inversión en educación dota a las personas de las capacidades y valores necesarios para disfrutar plenamente de su vida y ejercer una ciudadanía responsable.

Desde 2013 el país comenzó a invertir el 4 % del PIB en la educación preuniversitaria. Esto ha significado que el Estado dominicano ha destinado 1.5 billones de pesos en los 10 años de aplicación. Ha sido un monto extraordinario, considerando las restricciones presupuestarias del Estado dominicano.

Fue una decisión correcta comenzar con otorgar más recursos a una educación pública que había sido olvidada y descuidada durante décadas y necesitaba de una atención especial por parte del Estado. Hay que destacar que fue una lucha titánica que llevó a cabo el movimiento social de las “sombrillas amarillas” para que el Estado se comprometiera a mejorar las condiciones materiales en el sector educativo.

Hoy, a 10 años de su aplicación, toca una revisión exhaustiva de esa cuantiosa inversión educativa. Las transformaciones económicas y sociales imponen esa revisión lo antes posible para que nuestro modelo educativo sea más “equitativo e inclusivo”, aún cientos de dominicanos siguen sin escolarizar; que mejore la “calidad”, igual muchos estudiantes que están escolarizados, pero ni siquiera están aprendiendo lo básico; y tenga más “relevancia”, para que dote a los estudiantes de los conocimientos, aptitudes, actitudes y valores que necesitan para ser ciudadanos activos en el mundo en que les ha tocado vivir.

Sin lugar a dudas, que invertir en educación es una de las mejores inversiones que puede hacer un país para mejorar a largo plazo el bienestar material de su población, fomentar la cohesión social y así consolidar la economía dominicana. Pero esa inversión, obligatoriamente, tiene que ser de calidad, de lo contrario sería una mala inversión.



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