Cuando la política contamina todo

Cuando la política contamina todo

Cuando la política contamina todo

Este es un país donde la política lo domina absolutamente todo, desde la exoneración de vehículos de súper lujo, hasta el nombramiento de un empleado de quinta categoría con un salario por debajo del mínimo.

Para algunos esa es una situación que no soporta un análisis para determinar que somos una sociedad atrasada, o como dirían los teóricos, subdesarrollada, para no hacer sentir mal a sus ciudadanos.

No hay que ser un mago para observar que cuando la política partidista interviene en cualquier proyecto, siempre se paga el “novicial”, en especial con la sobrevaluación de los mismos.

Por eso resulta extraño que haya sido hasta hace pocos años que se iniciaran los sometimientos a la Justicia de un pequeño grupo de los que aumentan los presupuestos hasta cinco y seis veces por encima de lo original.

Quizá esa sea la razón por la que, cuando no hay una jugosa “moña” económica por encima de la cabeza, los “barberos” no se interesan mucho en hacer un buen corte.

En el área deportiva no es raro observar como se retrasan por meses, algunas veces hasta años, trabajos que deben ser culminados con “carácter de urgencia”, aunque hay que decir que después de la entrada en servicio del 911 muy pocos se apuran, en lo individual y colectivo, en socorrer a los heridos, todo lo dejan al equipo de emergencia.

Esa situación debe poner a pensar que se hace necesario emprender un trabajo colectivo para evitar contratiempos, que a la larga resultan en costos económicos de envergadura.

Mientras tanto, esta sociedad continúa transitando por caminos que, si no se intervienen pronto, será imposible transitar ni siquiera en los famosos camiones denominados “caterey”.



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