Bien articulado, con la clara intención de complacer a todos

Bien articulado, con la clara intención de complacer a todos

Bien articulado, con la clara intención de complacer a todos

Rafael Ramírez Ferreira

Porque… “Las palabras del humilde no
Las escucha nadie”

 

Por tus palabras habrás de ser
Justificado; por tus palabras habrás de
Ser condenado.
Jesús.-

Al decir de unos y otros, excelente; esperanzador; positivo; repetitivo, falso y vacío; lleno de falsas promesas y fantasías; escondió su fracaso e incapacidad para resolver los problemas nacionales; repitió las mismas necesidades y promesas de las cuales habló en su discurso de hace 4 años; fue vano y más de lo mismo; un discurso sin soluciones; no dijo cómo va a mejorar la tétrica situación de los hospitales con un presupuesto insuficiente; olvido la atención a los envejecientes; mucha espuma y poco chocolate; la reducción de la pobreza no puede ser posible cuando un país necesita tarjetas, es porque la gente no tiene que comer; el asunto estuvo lleno de promesas fantasiosas, escondederos de los fracasos e incapacidades para resolver los problemas nacionales; repetitivo en demasía como si los habitantes del país no hubieran escuchado lo mismo en el 2012. Y por ese desfiladero se encaminaron las diferentes opiniones sobre el discurso Presidencial.

En cuanto a mí, fue un discurso bravo, bien hilvanado y mejor conceptualizado, una joya del como los políticos deben y tienen que manejarse a la hora de llegar a tener que hablar de frente con propios y extraños, complaciendo aquí, una recta por allá y una curvita por aquí, para que al final, la gran mayoría se sienta complacida y hasta agradecida por los parabienes que vendrán, como el burro que a lo lejos se ve venir con las “arganas” llenas y hasta quizás, y por qué no, incluir los renos de Papa Noel.

Lo extraño es el aumento de la “Solidaridad” o colchón de votos, que ya se ha establecido para quedarse por siempre, porque por más que critiquen los opositores, no es verdad, que en el 2020 o cuando sea que suba un opositor, va a despreciar esta herencia de votos cautivos, de votos de miseria que se ven compelidos a votar por los aspirantes del gobierno de turno, a sabiendas de que tal y como hizo la Iglesia Católica-sí, esa misma-, encabezada por el entonces Arzobispo Tomas Portes e Infantes, cuando emitió una carta pastoral en la que amenazaba con excomulgar a quien no votase por Pedro Santana, para evitar el triunfo de Juan Pablo Duarte, ahora, la amenaza no es de la Iglesia –aunque podría también ser, porque en esta tierra no hay santos, aunque podrían aparecer muchos demonios-, sino, de los compañeritos que se mantienen atentos ante cualquier indicio de pretender dar su voto que ya está comprometido, a un opositor, porque la amenaza de perder su dadiva vergonzosa, sale de sus bocas como una bala de fusil, tal y como aconteció en estas últimas “elecciones democráticas”.

Con todo y todo y por encima de sus creencias o fanatismo político, considero que a las autoridades hay que darles la oportunidad de hacer lo que dijeron hace cuatro años y no cumplieron, es decir, lo que nunca se ha hecho, y que ahora, nueva vez, han prometido que hará para beneficio de todos los ciudadanos por igual. Pero, el hecho de, no implica qué, porque en realidad las dudas me asaltan al ver las mismas caras, aunque con diferentes posiciones, en el terreno de juego.

Personas cuestionables y cuestionadas, en las cuales se fundamenta el Ejecutivo para cumplir con lo que nunca se ha hecho, crean dudas difíciles de siquiera considerar un cambio en su proceder, que nos permita confiar que algo se hará o harán distinto. Y no me voy a referir a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, debido a que considero muy seriamente, que sacando las siempre excepciones -muy pocas por cierto-, se ha vuelto a repetir lo mismo, el mismo clan y los mismos espalderos que desde hace décadas han copado las posiciones y rangos dentro de estos estamentos militares y policiales, dejando sin esperanza alguna, a todos aquellos miembros de estas instituciones que están desprovistos de los buenos oficios de funcionarios o políticos, porque nunca han sido guardaespaldas de nadie. Así nomas. ¡Si señor!