‘Soy un hombre del teatro apasionado de la política’

‘Soy un hombre del teatro apasionado de la política’

‘Soy un hombre del teatro apasionado de la política’

Invitado al coloquios del periódico el Día, Franklin Domínguez , Dramaturgo, actor y director de teatro, cine y televisión dominicana/foto José de León

Santo Domingo.-Su padre Nemencio Domínguez era un antitrujillista, a quien Franklin le llevaba la comida a la cárcel cuando este cayó preso junto a sus dos hijos Persio y Pablo por desafiar el régimen de Rafael Leonidas Trujillo en la década de los 40.

Quizá episodios como este convirtieron al dramaturgo Franklin Domínguez en un apasionado de la política, llegando a formar partidos políticos, trabajar para cinco presidentes como jefe de Prensa del Palacio Nacional, pero además, criticar, a través de sus obras de teatro, a los políticos dominicanos y retratar en sus montajes los problemas sociales del país.

Y es que accidentalmente Franklin siempre ha estado ligado a la política por una u otra razón, porque fue quien escribió en 1961 el pasquín “Vamos a partir”, un homenaje silente a las hermanas Mirabal, circular que repartió entre sus mejores amigos,

La misma decía que ese día todos los dominicanos debían quedarse en sus casas, no asistir los cines, restaurantes y otros lugares públicos como forma de protesta, al cumplirse un año del asesinato de las mártires, hecho ocurrido en 25 de noviembre de 1960.

Recordó que por esa circular cayó mucha gente presa con el propósito de dar con el responsable principal, y al ver que estaban tan cerca de él decidió irse a Puerto Rico antes que lo descubrieran, donde se unió a un grupo de exiliados políticos dominicanos como Marcio Mejía Ricart, Tavito Amiama y Juan Isidro Jiménez, entre otros.

En ese entonces Juan Isidro Jiménez le encomendó dirigir el periódico de la Unión Revolucionaria de Exiliados Dominicanos (URED) y estando en Puerto Rico le llegó la noticia de la muerte de Rafael Leonidas Trujillo.

De Puerto Rico se fue a Nueva York, donde escribió la obra “Quiénes son mis jueces”, un monólogo para recaudar fondos con el propósito de enviar a los exiliados dominicanos a su país. La misma luego se convirtió en “La silla”, primera película de República Dominicana.

Momentos críticos

En los tiempos difíciles de la era de Trujillo, Miguel Alfonseca, Iván García y otros actores que definió como “cabezas caliente” de la época, le pidieron que les escribiera una obra que retratara la situación política que se vivía en el país.
Es cuando le sale “Espiga madura”, con un texto en el que los hijos tramaban matar a su padre por lo mal que les trataba, pero la realidad es que a quien iba dirigido el mensaje era contra Trujillo.

“El texto de esta obra era tan directo que decía: Si nos unimos podemos matarlo. Si nos unimos podemos salir de él. El viejo no puede durar para siempre, frases que el público luego las usaba calladito”, dijo.

Jefe de Prensa del Palacio

En 1963 fue nombrado director general de Información, Cultura y Diversión por el presidente Juan Bosch, de quien tenía una idea errada, inculcada por Juan Isidro Jiménez, quien era un adversario del Jefe del Estado y le daba versiones del político que no se correspondían con la realidad.

Próximo al golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963, Bosch se fue a México con una comitiva de sus funcionarios, dejando a Franklin en ese país para que investigara los proyectos culturales que se estaban desarrollando allá, para ponerlos en práctica en República Dominicana.

Estando en México le sorprendió el derrocamiento de Juan Bosch.

Desde el hotel María Isabel, donde se hospedaba, llamó a su secretaria en el Palacio Nacional para enterarse de cómo andaban las cosas en su país, luego del derrocamiento de su Presidente.

Varios de los golpistas eran sus amigos, entre ellos Mario Read Vitini, quien lo llamó para que se reintegrara a su trabajo como director de Prensa de la Presidencia.

“Cuando fui al Palacio a la reunión vi ese salón lleno de gente, todos por hablar con Read Vitini, y de tanto rebú que vi me salió una sonrisa. Hugo Rey me vio y me dijo: Franklin, esa sonrisita tuya como que dice algo y le respondí lo siguiente: Yo creo que aquí vamos a tener que buscar “Un hombre honesto” y de ahí le salió la obra.