Viaje simbólico del mito a la razón

Viaje simbólico del mito a la razón

Viaje simbólico del mito a la razón

José Mármol

El punto de quiebre del predominio del pensamiento occidental basado en los filósofos naturalistas, que reducían el pensamiento al mito, tiene lugar con el advenimiento de la figura de Sócrates.

Con él se produce el paso del pensamiento mítico naturalista o de la “mitopoiesis” al pensamiento racional o “logos”. Antonio Escohotado (1995) prefiere referirse a este paso como el de physis a polis.

Es decir, la migración del pensamiento mítico y naturalista presocrático al pensamiento de la razón expresada en un tipo de organización social, de concepción del individuo, el Estado, la sociedad, la cultura y el mundo centrados en la polis o ciudad- Estado griega.

En el acto de sospechar si es verdad o no lo que contaba la “mitopoiesis” está el punto de partida de la filosofía racional en la Grecia antigua.

Esa sospecha inicia con los sofistas, especialmente, Protágoras y Gorgias. Con la creación mítica se da inicio al “poeta pensador”, como siglos más tarde aclamó Heidegger a Hölderlin. Cuando Gorgiasse plantea la particularidad de la relación entre lenguaje y realidad, advierte una de las problemáticas fundamentales del pensamiento mismo y también de la figura del poeta, portador de los mitos a través de las musas, en su relación con el conocimiento y la verdad.

La tercera tesis escéptica de Gorgias, sustentada en su escrito “Sobre el no ser o de la naturaleza”, argumenta que, aunque hubiera un conocimiento del ser (ya la segunda tesis planteaba la imposibilidad de que fuera cognoscible), este conocimiento sería “incomunicable”, dado que hay una diferencia entre lo que se mienta y lo mentado.

No pueden entrar, dice, por los oídos las cualidades que corresponden a los ojos.

Este aserto apunta a la naturaleza simbólica del lenguaje, a su estructura formal, poética o retórica, campos en los que se estudiará el lenguaje en la Antigüedad, iniciándose, entre otros, con los sofistas, seguidos de Platón y Aristóteles, cada uno de ellos con particulares miradas en torno al fenómeno de la palabra, ya en forma escrita u oral, del referente concreto al que alude y hacia su artífice, el poeta o el político. Gorgias habla acerca de la “lógica perfecta”, aquella que ha alcanzado un discurso “desviado”.

Esa lógica separa al pensamiento o discurso de la mera opinión. Esa noción de “desvío” constituye la base para la calificación, por parte de los estudios de teoría poética posteriores, del lenguaje poético o literario, como indirecto o desviado.

El sofista trabaja sobre el ritmo o medida del lenguaje. Con el ritmo y el metro Gorgias alcanza la lógica de la más perfecta armonía.

Esta perspectiva de pensamiento se opone a la de la visión del mundo como un caos. Hace prevalecer la armonía de las esferas. La armonía representa el orden, que a veces es patente (visible) y otras veces es latente (oculto).

El de physis a polis es, en consecuencia, un tránsito que va desde el pensamiento mítico, que tenía como eje de su centro a la naturaleza y sus elementos, hasta el pensamiento lógico, que hace del logos, del lenguaje mismo y la razón su problemática central y su eje transversal a los demás saberes que se irán especializando con el desarrollo de la filosofía, las instituciones académicas y las entidades jurídico políticas de las ciudades griegas antiguas.

Es, pues, con el desarrollo del individuo y de la sociedad que el filósofo deviene, como apunta ZygmuntBauman (2013), en ser “la persona dotada de un acceso directo a la razón, la razón pura, la razón despejada de las nubes del interés mezquino”.



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