La capital de la República carece de un centro techado climatizado en el que se puedan realizar eventos artísticos, culturales o de otros tipos que concentre un gran número de personas.

Un país pobre, como es el caso de República Dominicana, tiene tantas necesidades que carece hasta de asuntos básicos, pero los recursos escasos deben atender áreas diversas de manera simultánea.

Hay que atender temas de salud, de educación, de seguridad, de alimentación y otros por el estilo, pero también tiene que atenderse el deporte y el esparcimiento.

No se justifica que la capital dominicana carezca de un centro de convenciones o de una arena multiuso adecuada.
Durante años se ha usado el Palacio de los Deportes para esos fines, pero esa instalación tiene más de 40 años de construida con un historial de mantenimiento inadecuado.

Hoy lo maneja un patronato que hace de tripas corazón para mantenerlo vivo, pero ya esa instalación no da más.
Lo único que medianamente se podía usar era el Palacio del Voleibol, que ya empieza a dar señales de deterioro.

Bien pudieran usarse parte de los fondos que deberá entregar Odebrecht como parte del acuerdo homologado ayer por un juez para construir una instalación para albergar grandes eventos en la capital del país o para reconstruir la existente.

Eso no sería un gasto, sino una inversión recuperable y además útil.