Un Congreso de una sola cámara

Un Congreso de una sola cámara

Un Congreso de una sola cámara

Carlos Salcedo

Ahora que Minou Tavares Mirabal, en lugar de recibir una disculpa pública y el inicio de un proceso disciplinario y judicial contra quienes alteraron el contenido de una ley aprobada por la Cámara de Diputados, según su denuncia de alteración de la modificación al Código Procesal Penal, para impedir que los ciudadanos puedan querellarse por corrupción administrativa, he vuelto a pensar en la eliminación de una de las cámaras legislativas.

A pesar de su antigüedad, la bicameralidad ha sido mayormente aplicada en los Estados Federados (como los Estados Unidos, de donde recibimos influencia por la Constitución de 1787) donde se debe contar con una representación geográfica y poblacional de cada Estado, sin generar desigualdades entre los Estados de mayor o menor tamaño y los de mayor o menor densidad poblacional.
Es cierto que surgimos como un Estado con un Poder Legislativo bicameral, pero en República Dominicana hemos tenido un sistema unicameral en unas 11 ocasiones.

A pesar de sus predicadas bondades, como el que con el sistema bicameral la democracia es más efectiva y que hay una mayor reflexión y revisión de los proyectos legislativos, en la práctica, esto no siempre se cumple porque hemos visto como cantidad innumerable de leyes son ineficientes y tienen que ser sometidas a modificaciones y derogaciones posteriores en un tiempo relativamente corto.

Desde 2010 los diputados están limitados a 190 a nivel nacional, no obstante el incremento poblacional. Entonces, si es posible limitar la cantidad de diputados es porque la representatividad deseada puede alcanzarse con el establecimiento de una fórmula que permita que los ciudadanos cuenten con un mínimo de representación para la toma de decisiones.

Una fórmula a ponderar seriamente sería contar con una sola cámara con un mayor número de representantes que con los que cuenta el Senado, pero en número muy inferior al que tiene la Cámara de Diputados, lo que igualmente garantiza a los ciudadanos contar con representantes de las diferentes demarcaciones territoriales.

Con una sola cámara legislativa se garantizaría el cumplimiento del rol del Poder Legislativo, se acabaría con la enorme burocracia, se reducirían los gastos públicos y se facilitaría la emisión de normas.

Pero además se puede alcanzar la tan anhelada eficiencia en República Dominicana, al tiempo de alejarnos de los trámites absurdos que sólo complican la toma de decisiones. Es hora de reflexionar con madurez política y ciudadana suficiente sobre este tema.



Etiquetas